Francisco Gómez Maza
- Andrés Manuel, en caballo de hacienda
- Si Meade no, que vaya el perdonavidas
En mi pueblo se dice que don fulano “va en caballo de hacienda”, cuando lleva todas las ventajas para triunfar, que nadie le hace sombra.
Pues si uno se atiene a la ventaja comparativa, enorme ventaja, de unos 15 puntos en promedio, hasta este jueves 15 de marzo, que le saca Andrés Manuel López Obrador al panista Ricardo Anaya Cortés y mucho más al colero José Antonio Meade Kuribreña, podríamos concluir que la elección presidencial está pactada con la realidad.
Difícilmente, en condiciones legales, verdaderas, los momios dejarán de favorecer al morenista. No hay “chance” para un fraude al estilo mexiquense. Las mayorías lo aclaman por lo que sea. Dicen los ex guerrilleros, conversos en intelectuales orgánicos, al servicio de la derecha, que por demagogo y populista, aunque no tienen nada claro qué es ser demagogo y qué es ser populista. Porque si nos atenemos a su significado el mayor demagogo y populista ha resultado ser el presidente Peña Nieto y su delfín, quien no es nada bien visto por la mayoría, que ya no quiere saber nada de PRI ni de PAN, dos huevos putrefactos de una misma víbora.
Entonces, quien debería de cruzarse en el pecho la banda tricolor, el primero de diciembre venidero, sería el tabasqueño. Difícilmente puede repetirse el grandioso fraude que en 1988 sentó a Carlos Salinas de Gortari en La Silla, con aquellos fantasiosos ¡20 millones! de votos presumidos a voz en cuello, y públicamente, la noche de aquel 6 de julio, por el entonces presidente de la aplanadora priista, el chiapaneco Jorge de la Vega Domínguez.
Recuerdo, con orgullo profesional, que el único medio de información profesional, digno, veraz fue El Financiero de los Cárdenas Pérez y Cárdenas Sarmiento, del que yo era fundador y reportero. “Aún nada para nadie” fue el titular principal de aquel periódico un día después del mega fraude electoral. (Lástima que haya tenido que cerrar sus páginas. Ahora hay otro con el mismo cabezal, pero no es ni la sombra del original). El resto de los periódicos, la radio y la televisión, dieron como triunfador al de Agualeguas, en complicidad con Manuel Bartlett Díaz, a la sazón secretario de gobernación y presidente de la Comisión Federal Electoral (antecedente del IFE y del INE), ahora ¿arrepentido? izquierdista.
Así las cosas, los voceros de la oligarquía y de la clase política priista y panista vociferan con falsos testimonios en contra del señor López, como despectivamente le llaman los jilgueros, pagados y no pagados, oficiales y oficiosos, del sistema. Parece que tomara partido, pero sólo estoy escribiendo de lo que es la verdad. Como periodista no le voy a nadie. Hay algunos “periodistas” a modo que enloquecen, con la boca retacada de billetes, escribiendo medias verdades y muchas mentiras en defensa de lo indefendible: la vieja dictadura perfecta que acuñó el peruano, venido a miembro de la nobleza española, Vargas Llosa.
Debe de tener razón Jorge Castañeda cuando asegura que el mismo Peña Nieto está trabajando a favor de su archienemigo, el señor López, cuando ataca con furia al panista en su intento por sacar de la cola infame a Meade Kuribreña, su hechura. Pero prefiere al tabasqueño, según porque éste le perdonaría todos los delitos de enorme corrupción que caracterizan a su gobierno y que han sido develados por la Auditoría Superior de la Federación, un órgano que debería de ser su tapadera.
Peña Nieto estaría por el mal menor. Si las mayorías ya no quieren al PRI, y muchísimos tampoco quieren al PAN, la lógica diría que el mandatario saliente tendría que acogerse a la benevolencia, casi carismática, del tabasqueño quien se ha manifestado por la amnistía a sus enemigos políticos. Se repetiría la historia de la debacle porfirista. Un nuevo orden perdonador de vida y haciendas. No lo sé de cierto, como dice mi paisano y maestro, Jaime Sabines Gutiérrez.
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