Francisco Gómez Maza
México, obligado a cumplir con el Tratado de 1944
En 75 años, ni el PRI ni el PAN lo cuestionaron
En los 76 años del tratado de aguas entre México y Estados Unidos, ni los gobiernos emanados del PRI ni los dos de la Docena Trágica panista habían sido cuestionados por el PAN, bajo el sofisma de que el agua en Chihuahua es de los chihuahuenses y los panistas no van a permitir que “López” los “deje sin agua”.
La verdad es que no se trata de un capricho de “López”, como despreciativamente le llaman sus enemigos políticos, la extrema derecha de la izquierda y la derecha panista, amén de satélites convenencieros como el PRI y el Movimiento Ciudadano.
Pero lo que debe de quedar claro, en medio de los torpes movimientos panistas en la Presa La boquilla, en donde los manifestantes manipulados se apoderaron de las instalaciones, es que el Tratado de Aguas (México-EU) de 1944 es un instrumento, que establece las bases legales para una distribución equitativa del agua entre las dos naciones. Este Tratado binacional fue el primer tratado en su género en el mundo y estableció principios de equidad para la distribución del recurso hídrico entre las poblaciones y los sectores productivos de las zonas fronterizas de ambas naciones.
El Tratado, hay que reconocerlo, don Javier Corral Jurado, es altamente benéfico para México, pues Estados Unidos le entrega 1,850 millones de metros cúbicos (Mm 3) del río Colorado cada año. A su vez, nuestro país debe aportar 432 Mm 3 del río Bravo; es decir, 4 veces menos de lo que recibe.
Pero además, México tiene flexibilidad en la entrega del agua. Mientras Estados Unidos aporta una cantidad fija mensual, México tiene establecida una cantidad que debe entregar en ciclos de 5 años. Inclusive, si en un primer ciclo queda con adeudo, puede cubrirlo en el siguiente, sin que ello pueda ocurrir en dos quinquenios consecutivos.
En el periodo que culmina este año, México no puede cerrar con adeudo, debido a que ello ocurrió en el pasado periodo. Así, antes del 24 de octubre próximo, se debe cumplir con el volumen pendiente y el correspondiente al quinquenio actual.
De los ríos mexicanos de donde se obtiene agua para entregarla al vecino del norte, el Conchos, que recorre territorio chihuahuense, es el más caudaloso y representa el 54% del volumen comprometido por México. Sin embargo, tal volumen de agua ha disminuido a 38% y los otros ríos han tenido que incrementar su aportación.
Los productores del estado de Chihuahua no son afectados por el Tratado. Les llega el 100% de agua de riego. Particularmente en las presas El Granero y Las Vírgenes se cumplió ya al 100% con la entrega de agua, en tanto que de La Boquilla resta sólo el 10%, volumen comprometido ante la toma de las instalaciones por parte de manifestantes.
Es realmente incomprensible que el gobierno panista de Corral Jurado, que era conocido como del ala “progresista” (democristiana o socialcristiana) del Partido de Acción nacional, se preste a perversos sofismas para apoyar a los sectores más integristas de su partido, a fin de entorpecer los mecanismos legales (a desconocerlos, en la práctica) que norman la relación de México con Estados Unidos, como es el compartimiento de agua entre los dos países.
Jamás, ningún gobierno chihuahuense había asumido tal actitud retadora, subversiva, con el gobierno federal. Ah, pero ahora se trata de atacar al gobierno de un luchador social, que asumió la presidencia sin ninguna duda electoral, con la transparencia del conteo de los votos por el INE y el aval pleno del pleno del TEPJF. El PAN es de los perdedores de julio de 2018. Y vienen elecciones intermedias. Obviamente, los cuadros ideológicos (de la ideología goebeliana) albicelestes buscan posicionar al partido con la estrategia de ganar la mayoría al Morena en la Cámara de Diputados, en donde estarán en juego 300 curules.
Los argumentos que usan los panistas en Chihuahua son irracionales. El Tratado de aguas de 1944 ha sido cumplido por los gobiernos federales anteriores, con el respaldo de los mandatarios estatales. Incluso, eso también ocurrió durante los mandatos de ex gobernadores que hoy se oponen. Bueno. Es este espacio ya hablamos de la hipocresía panista.
El gobierno de México no puede dejar de lado el Tratado; tiene que cumplir con su cuota de agua, antes de que concluya septiembre, para el vecino del norte. No hay pretexto. El agua no es de Chihuahua, y menos de don Javier. El agua es de la nación. Y los agricultores chihuahuenses, los que tomaron las instalaciones de La Boquilla manipulados por perversos personajes del pasado, con el apoyo de don Javier, están prestándose a la dia-bólica subversión albiceleste. Ta bien que no quieran a AMLO, pero no pongan en peligro a la nación.
Y por si no se ha dado cuenta, don Javier. Sólo está usted haciendo ruido en los medios y en las redes. No habrá más. Hay otras opciones al interior de su partido que se sienten con más derechos que usted. Espero que no tenga que renunciar al PAN.
Crédito de imágenes: puentelibre.mx