CIUDAD DE MÉXICO.- En promedio, cada mexicano consume al año 7.8 kilogramos en botanas, de las cuales Sabritas, Cheetos, Doritos, Ruffles y Rancheritos dominan el mercado, según datos de Euromonitor International, aun cuando la mayoría de estas mantienen exceso de sodio, grasas, colorantes y calorías, ingredientes críticos que de ser ingeridos de forma excesiva pueden traer consecuencias a la salud.
En ese mismo sentido, un informe publicado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), consultado por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), identifica a esta categoría de alimentos ultraprocesados como uno de los más consumidos en 13 países de América Latina, región en donde la epidemia de obesidad se ha disparado.
Para comprender un poco más de la penetración de este tipo de productos en el país, se estima que su valor en el mercado ascendió a 25 mil 613 millones de pesos, de enero a noviembre de 2022, esto de acuerdo a información publicada por uno de los medios digitales líderes de negocios en México, Whitepaper.
Respecto al comportamiento del consumidor, la consultora Kantar reveló en un informe que el 90% de los hogares mexicanos adquirió papas fritas, comprándolas 13 veces al año con diversos incentivos como: antojo, consentir a alguien más o para socializar.
Y añade que de ese universo de hogares mexicanos, hay un 20% que son los verdaderos fans, pues llegan a adquirir hasta tres veces más (3 kilos) que el promedio, ya que las compran alrededor de 33 veces al año. Los amantes de estos productos ultraprocesados radican principalmente en la Ciudad de México y el Noreste del país, y se caracterizan por ser domicilios con adolescentes entre 13 y 17 años.
El exceso de sodio que contienen puede ser perjudicial para la salud, subraya un estudio de calidad realizado por Profeco y publicado en la Revista del Consumidor, donde se resalta que el alto consumo de alimentos fritos también puede ser un riesgo por la cantidad de grasa que incluyen. “En 100 gramos de papas fritas puedes ingerir de 464 a 562 kilocalorías, principalmente por las grasas y los carbohidratos que contienen”, explica.
A nivel industrial, sostiene la publicación, se llegan a utilizar las grasas hidrogenadas (provenientes de aceites vegetales) a las que se les introducen moléculas de hidrógeno con el propósito de que sean más estables para la fritura durante mayor tiempo. Este tipo de grasas, a pesar de su origen vegetal, pueden contener las denominadas grasas trans al haber sido sometidas a dicho proceso; también hacen descender los niveles de colesterol “bueno” y elevan el “malo”, aumentando el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
Asimismo, este tipo de alimentos estimulan las áreas cerebrales relacionadas con el placer. Inducen a la producción de dopamina, sustancia producida en el cerebro que brinda una sensación de bienestar y saciedad. Inclusive, se piensa que pueden tener efectos adictivos a lo crujiente.
AM.MX/fm