domingo, marzo 9, 2025

Albert Serra: “Hay arte en la violencia, en la manera de matar bien al toro”

MADRID, ESPAÑA.- Albert Serra se dio a conocer con una versión libérrima y mínima de El Quijote (Honor de caballería, 2006): siempre ha habido un vivo interés por la cultura española en este licenciado en Filología Hispánica por la UAB, por lo que no es tan sorprendente que sea precisamente un oriundo de Catalunya, tierra donde los toros están proscritos, el que haya facturado la mejor película de toros de la historia: Tardes de soledad, o el seguimiento de Andrés Roca Rey y su cuadrilla a lo largo de cinco corridas –”dos en Madrid, una en Santander, una en Sevilla y otra en Bilbao”– retratadas desde diferentes perspectivas, pero obviando al público y todo el folclore de la fiesta.

Es más, su método no ha variado en esencia. Como siempre, ha rodado infinidad de horas con distintas cámaras para quedarse luego con las imágenes más impactantes. Con la diferencia, respecto al resto de su filmografía, de que esta vez la realidad filmada escapa totalmente a su control. Tardes de soledad es, en rigor, un documental, una crónica cronológica de los acontecimientos, aunque la etiqueta le viene pequeña. Es un peliculón.

Albert Sierra concedió una entrevista a CINMANÍA y estos son sus comentarios.

Pregunta: ¿Cómo te aficionaste a la tauromaquia?
Respuesta: De pequeño iba con mi padre a las plazas de la provincia de Girona. Era divertido, aunque venían toreros de muy baja categoría. Yo no entendía mucho, pero era pintoresco. A mi padre también le gustaba ir a la Monumental cuando hacían rejoneo. Luego, durante treinta años, apenas fui a los toros, aunque leía las crónicas de Joaquín Vidal en El País y de Javier Villán en El Mundo, y me seguía interesando a través de libros como el clásico Juan Belmonte, matador de toros, de Chaves Nogales. No empecé a profundizar hasta años después, cuando hice amistad con Salvador Boix, el apoderado de José Tomás, que también es de Banyoles. Durante el montaje de Tardes de soledad, nos visitó a menudo, y nos dio algunos consejos técnicos que se sumaron al estudio de unas imágenes a las que no han tenido acceso el resto de los mortales, porque nunca antes se había filmado tanto material con una intención tan plástica.

La cuadrilla es un grupo humano interesante.
Sí, hay un respeto y una fraternidad. Y dicen cosas muy poéticas.

“Cumbre”, o “con qué verdad has matado a los dos toros. Verdad plena”. Podría haber dicho verdad absoluta, verdad total, pero no, dice verdad plena. O cuando dice “qué suerte he tenido”, y su apoderado le dice “la vas a tener siempre, porque te la mereces”. O “no te manches de sangre, porque con lo hijo de puta que ha sido este toro, a lo mejor se te va a contagiar algo”. Está trufado de frases pintorescas como esta, que a mí me recuerdan a la poesía popular española de principios del siglo XX.
AM.MX/fm

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