Claudia Rodríguez
Para nadie es un secreto que Luis Videgaray Caso, ha sido el cerebro del presidente Enrique Peña Nieto en muchas de sus decisiones políticas, y seguro muchas más. Fue también su gran asesor desde los tiempos en que Peña Nieto se desempeñaba como mandatario local en el Estado de México.
Queda clarísimo que desde el principio del sexenio, Videgaray se mostró como pieza importante del equipo del mandatario federal al ser el orquestador del Pacto por México, que obtuvo el aval de todos los dirigentes de los partidos políticos para saltar y violentar al mismo legislativo en el proceso de la aprobación de las reformas estructurales.
Imposible olvidar, que sí, Videgaray fue el mayor impulsor y manipulador en todos los terrenos, para que la reforma energética y fiscal tuvieran eco positivo entre varios actores de la sociedad, y sí o sí, se apoyara su aprobación.
Parece que su ego con aires presidencialistas se mostró en una de sus máximas expresiones fue cuando impulsó las invitaciones a México, por medio de misivas a nombre del presidente Enrique Peña Nieto dirigidas en su momento, a los candidatos a la presidencia estadounidense, Hillary Clinton y Donald Trump.
En ese trance ya inolvidable de la historia negra de la diplomacia nacional, Videgaray como secretario de Hacienda evidenció el poder otorgado para brincar todas las formas protocolarias que debieron pasar por la misma cancillería mexicana. De hecho la invitación para Hillary se fincó en un puro acto “diplomático” o señuelo; el objetivo era concretar la reunión de Trump con Peña, y mostrarle al primero que México no era ni el país, ni nosotros como mexicanos los que él señala con sus adjetivos más que despectivos.
Videgaray esperaba de esa reunión, doblar a Trump, sobre todo en el tema de la construcción del muro en nuestra frontera colindante México-Estados Unidos. Lo que no fructífero de ninguna manera.
La reunión Trump-Peña, en suelo mexicano, la negoció Videgaray por arreglos directos con el yerno de Trump, Jared Kushner esposo de Ivanka Trump, hija del magnate, entonces en su calidad de candidato por el Partido Republicano.
Sobra señalar que el arribo de Trump a tierras mexicanas, fue un desastre diplomático y político en ambas naciones, con repercusiones nefastas en la relación directa con el entonces mandatario estadounidense ya que fue el propio Obama quien pidió la cabeza de Videgaray al frente de la Secretaria de Hacienda, por ese mismo desastre diplomático.
Una vez que Trump arribó a la Presidencia estadounidense, Videgaray regresó, y nada más y nada menos que como canciller mexicano, para lo que enunció que llegaba a aprender, y en términos deportivos, ni la amistad con el árbitro –no principal– Kushner ha servido para mucho.
Que ahora el gran amigo de Peña salga a “lloriquear” por los aranceles impuestos por Trump al acero y aluminio por el orden del 25%, e impuestos elevados a más productos de confección en EEUU, es en razón y en gran medida, a la mala gestión de Videgaray quien creyó que por su amistad con el yerno de Trump, toda la relación bilateral con nuestro vecino del norte, sería tersa.
Malas cuentas presenta Videgaray a Peña. La pregunta es si se lo pasará una vez más, sobre todo cuando pesa muy públicamente que Videgaray ha sido el cerebro tras el trono y que quizá ya hasta pacto con Andrés Manuel.
Ni el Tratado de Libre Comercio (TLC), logró salvar, el aprendiz-canciller.
Acta Divina… ”Tenemos límites, la posición de México en materia comercial no habrá de variar ni por la retórica ofensiva, ni tampoco por las medidas tomadas por Estados Unidos. Seguiremos defendiendo a los mexicanos en EU como se ha hecho con nuestros cincuenta consulados en el país extranjero”. Expresa el canciller mexicano, Luis Videgaray por las medidas arancelarias impuestas por Donald Trump, presidente de los EEUU.
Para advertir… Y la contestación de Trump que ridiculiza a Videgaray es…