martes, abril 16, 2024

ACENTO: Anaya debe empujar con audacia

Salvador Flores Llamas

A los 13 días de campaña, con Andrés soberbio por seguir de puntero, Anaya consolidado en el segundo lugar, Meade que patalea y Margarita que va a todas para atraer la atención, despierta suspicacia el ardid leguleyo del Trife para incorporar al Bronco a la boleta electoral.

Se pisoteó la Ley electoral al admitir más del millón de firmas falsas, la mayoría inexistentes en la lista nominal de electores, millones de pesos de financiamientos sospechosos y uso de empresas no registradas en el padrón de proveedores.

Con esa lógica tendrán también que otorgar registro al Jaguar; en vez de fincarles cargas penales incluida Margarita, quien también incurrió en esas responsabilidades, pero no le restaría votos a Anaya para ayudar a José Antonio.

Parece un empeño en premiar a los tramposos.

Lo del Bronco tiene dedicatoria para el Peje, a quien le restará votos pues ambos son populistas, y satisfará a empresarios neoleoneses, que pidieron a Peña evitar el regreso de Jaime Rodríguez a gobernar su estado, porque ya no lo aguantan.

Meade arrastra el lastre inédito de un Presidente repudiado por el 80% de los mexicanos, con serias acusaciones de corrupción y ligas con exgobernadores cómplices, a quienes simula juicios en espera de liberarlos al cambiar el sexenio, lo que cada día se ve más difícil, pues su gallo no levanta.

Suena cruel, pero es realista, el consejo que dan a José Antonio: olvidar la campaña presidencial y dedicarse a apuntalar la de Mauricio Sahuí Guerrero candidato priista a gobernar Yucatán, con posibilidades de triunfo ante Mauricio Vila Dosal, del PAN, que también las tiene, y a prospectos a senadores y diputados para que el ex partidazo no se vea tan menguado la próxima legislatura federal.

También podría empujar a Mikel Arriola, que ha ganado muy buen espacio a Alejandra Barrales y Claudia Sheinbaum, candidatas de Por México al Frente y Morena y las persigue con demandas penales y administrativas por corruptas.

Los antecedentes persiguen a Claudia, el Peje le prohíbe moverse sin su aprobación para que no se chamusque más, la cubrirá con su popularidad y acompañará en mítines semanarios.

 A su vez, Amlo sigue ofreciendo a todos los auditorios lo que quieren oir. Prometió a la Cámara Americana de Comercio garantías para la inversión y que no cometerá ninguna arbitrariedad, cuando todo su plan de gobierno se basa precisamente en cumplir sus caprichos, sin importar llevarse entre las piernas a instituciones o normas establecidas.  

Extendió también su manto de amor y paz a los expresidentes, a quienes dijo que, si gana, no tendrán que exiliarse, aunque sí les quitará las pensiones, y sigue con su sonsonete de que con sólo llegar él al poder se acabará la corrupción, porque todos –gobernantes y gobernados- la harán de lado.

En eso, como en otros temas, Anaya fue lapidario: “La  honestidad no llega por ósmosis”, sino con ardua brega diaria; el Presidente debe poner el ejemplo y no proteger a los pillos, como hizo Amlo de Jefe de gobierno del DF, cuando dejó ir a Gustavo Ponce, su secretario de Finanzas, descubierto in fraganti dilapidando el erario capitalino en el Hotel Bellagio de Las Vegas.

Anaya provocó que el Presidente se fajara ante Trump con dignidad y energía, sin lo blandengue que le inculca Videgaray, el personero de la Casa Blanca en nuestro gobierno. Primero logró Ricardo que los senadores del PAN convocaran a sus pares a formar un frente común ante los ataques del magnate, luego que los candidatos presidenciales se les unieran y así forzó a Peña a enfrentar a Donald y decirle que desahogue sus frustraciones ante su congreso.

Sin duda fue un triunfo de la diplomacia mexicana. Peña de consuno con todos le puso las peras a 25 al metiche de la Casa Blanca, lo repitió varias veces en cadena nacional y siguió citándolo ante todos los auditorios, gesto que pudo haber disgustado a su canciller.

Esa fue la nota la semana pasada, aunque algunos consideraron como tal la presentación de la declaración 7 de 7 de Meade (que no presentó su 3 de 3 al inicio del sexenio) con una serie de candados y mostró su honestidad, aunque el problema no es individual, sino que lo bloquea una serie de impresentables priistas que destilan corrupción.  

Están Ochoa Reza, líder tambaleante del PRI, Osorio Chong, Beltrones, Beatriz Paredes, Rubén Moreira, Carolina Viggiano, Juárez Cisneros, González Zarur, Emilio Gamboa, entre otros, y el cínico José Nelson Murat Casab, ex gobernador de Oaxaca, que presume ser amigo de Peña y preside la Fundación Colosio del PRI.

Meade retó a sus contrincantes a debatir sobre su honradez; Andrés lo ignoró, Anaya dijo que no le interesaba debatir con el “lejano tercer lugar”; sólo Margarita aceptó; pero es quien menos le interesa.

Tendrá que esperar el debate del 22 del presente. Mas correrá peligro de que lo hagan papilla por sus ligas con tantos priistas que han abusado del poder y amasado fortunas escandalosas y con un gobierno que destila pestilencia e impunidad.

Lo que ha de hacer Anaya para remontar los 11 puntos que lo separan de Amlo, es fijar agenda con propuestas claras con el cómo y con qué realizarlas para abatir corrupción, impunidad, pobreza, inseguridad pública y criminalidad, sin aliarse con los narcos y mafiosos. En una palabra, empujar con autenticidad y audacia.

llamascallao@hotmail.com

@chavafloresll

 

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