JORGE HERRERA VALENZUELA
En algún momento pudo Usted pensar que modificar la marcha de los relojes en Verano, se remonta a una propuesta hecha, en el Siglo XVIII, por Benjamín Franklin para despertar a los parisinos con disparos de cañones, en el amanecer, pues “desperdiciaban las mañanas quedándose en la cama” por dormirse hasta altas horas de la noche. La medida, créalo Usted, era “para reducir el consumo de velas”. No hay información del tiempo que aplicaron la medida, pero fue aceptada; tampoco se sabe si los cañones callaron.
Franklin, un bostoniano que vivió 84 años, cuando tuvo su genial idea, era embajador de Estados Unidos de América en Francia. Vivió dos años en París, de 1776 a 1778. Lo relevó Thomas Jefferson, quien después sería el tercer presidente de los norteamericanos. Jefferson fue testigo del inicio de la Revolución Francesa, porque dejó la embajada en septiembre de 1789, para asumir el cargo de vicepresidente en su país.
Bueno, después de ese breviario cultural comento que en el Siglo XIX en los países europeos, con excepción de Islandia, se decretó establecer “La Hora del Sol” aplicándose indistintamente y con horarios locales diferentes entre sí, aprovechando las condiciones climáticas. En principio cambiar los horarios tuvo aceptación sobre todo entre los agricultores, pero pronto surgió un problema: el movimiento de las manecillas de los relojes, sin orden, desquició al transporte ferroviario de pasajeros y de carga. La solución regular el horario, uniformarlo y coordinarse en todos los sectores.
Durante la Primera Guerra Mundial, iniciada en 1914, existe el antecedente de ahorros en el consumo de carbón tanto en las industrias como en la casas. Puede decirse que en la segunda década del Siglo XX tuvo aplicación el horario de verano, siendo los alemanes quienes encabezaron la lista de los países ahorradores.
En la agenda de efemérides del regiomontano Toño Chávez, encontré que el 31 de marzo de 1918 “por primera vez en la historia, en Estados Unidos, se adelantan los relojes una hora para acoplarse al denominado “horario de Verano” y lograr un “ahorro energético”. Los norteamericanos en el siglo anterior se sumaron al experimento europeo antes señalado, pero percatados de que eran problemáticos y arbitrarios los horarios, decidieron suspenderlo.
EN MÉXICO, 25 ANIVERSARIO
Allá por el lejano enero de 1996 el Presidente de México expidió un decreto para establecer el Horario de Verano, cuyo inicio es el primer domingo de abril y termina el último domingo de octubre. Este año se adelanta una hora a partir de las 2:00 a.m. del 4 de Abril, terminando el 31 de Octubre, cuando atrasaremos manecillas del reloj y tendremos una hora más de sueño.
En 33 municipios de la frontera Norte correspondientes a Baja California, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas y en los del Norte de Sonora, desde el 14 de marzo tienen adelantada una hora en sus relojes y concluyen el primer domingo de noviembre. En el resto de Sonora y en Quintana Roo no hay cambio de horario.
Estamos celebrando los primeros 25 años del famoso horario de Verano que se estableció para “hacer un mejor uso de la luz solar, para obtener una reducción en el consumo de energía eléctrica en las horas de mayor demanda de electricidad”. Los y las hoy de 35 años de edad deben de recordar la campaña de “Ahorre un poco, Afloje un Foco”. Y aunque nada tiene que ver con este comentario, me vino a la mente la otra exitosa campaña, la de “Ponga la Basura en su Lugar”.
Seis años antes de que comenzara la modificación del horario, en agosto de 1990, se constituyó el Fideicomiso para el Ahorro de la Energía Eléctrica. Quienes deseen saber con detalle los beneficios que se han logrado, a nivel nacional, sugiero consulten en las páginas del Fidecomiso. Ahí encontrarán la respuesta a un comentario que en su momento hicieron las hoy exsenadoras María Alejandra Barrales Magdaleno y Ana Lilia Herrera Anzaldo, en el sentido de que los ahorros “No se reflejan en los recibos que se pagan”. Tanto en los de casa habitación como en los de comercios e industrias.
TRES GRANDES LITERATOS
La semana pasada comenté en torno a tres ilustres poetisas. El turno es de tres polifacéticos mexicanos que sobresalieron en la literatura, fueron extraodinarios poetas, políticos y diplomáticos. En el Siglo XIX, el campechano Francisco Sosa, y en la pasada centurias los defeños Octavio Paz y Fernando del Paso.
EN EL BARRIO DE COYOACÁN
Puede sonarles como despectivo que escriba “barrio de Coyoacán”, por tratarse de uno de los rincones más tradicionales en la arquitectura, de zonas residenciales, de ser un atractivo para turistas nacionales y extranjeros. Pero, en nada desmerece porque así se le conocía en los años del 1800. Era un poblado lejano a la Plaza de la Constitución. En ese sitio vivió don Francisco de Paula Sosa Escalante, nacido el 2 de abril de 1848, en San Francisco Campeche, es decir en la capital de ese histórico Estado.
Francisco Sosa fue un hombre de ideología liberal y desde muy joven ejerció el periodismo junto con otros dos personajes, Ignacio Ramírez “El Nigromante” y Juan A. Mateos. Así como también estuvo dos ocasiones en el gabinete de Porfirio Díaz, antes de que se convierta en dictador. Diputado federal y senador, representando al Estado de Guerrero, además de ser director de la Biblioteca Nacional. Por su incursión como articulista de la Revista de Mérida estuvo dos años en prisión por sus manifestaciones ideológicas. Perseguido y encarcelado en “las tinajas” del penal de San Juan de Ulúa, la prisión más temida de esa época.
Este campechano mantuvo siempre una rectitud en sus acciones y en su juventud se opuso a la reelección de Sebastián Lerdo de Tejada, quien ocupó la presidencia a raíz de la muerte de don Benito Juárez. Siempre destacó en el ámbito intelectual. Fue presidente de la Real Academia de la Historia, en la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística. Su nombre quedó impuesto en la calle coyoacanense donde vivió, ubicada a corta distancia de Miguel Ángel de Quedo y de Avenida Universidad, al Sur de la Capital Mexicana.
NIETO DE UN ZAPATISTA
Nació cuatro años después de iniciado el movimiento armado tras la caída del presidente Francisco I. Madero. Su abuelo, Irineo Paz, era uno de los hombres de confianza y abogado del general Emiliano Zapata, a quien representó oficialmente ante el gobierno de Estados Unidos, estableciéndose en Los Ángeles California, llevándose a la familia, incluido el pequeño Octavio Paz.
Ese chiquillo que bautizaron como Octavio Irineo Paz Lozano, pronto demostró interés por la literatura y declarado liberal primero, después anarquista y más adelante simpatizante del vasconcelismo. En 1933 publicó su obra poética que levantó ámpula, el libro titulado Luna Silvestre fue una presentación muy importante en su vida, hasta su fallecimiento en 1998, como escritor, poeta, político y diplomático, ésta última etapa culminó al renunciar como embajador mexicano en Francia, por no estar de acuerdo con los hechos registrados la tarde-noche del 2 de Octubre de 1968. El presidente Miguel Alemán lo encargó de la embajada en Japón, durante cinco meses del año 1952.
El autor de El Laberinto de la Soledad, entre sus muchos libros, estuvo casado con la escritora poblana Elena Garro y con la diplomática francesa Marie José Tramini. La biografía de Octavio es internacionalmente conocida, antes y después, de recibir en 1990 el Premio Nobel de Literatura. Murió en la conocida Casa Alvarado, en la calle Francisco Sosa, barrio de Santa Catarina, en Coyoacán. Ese domicilio fue sede dela Fundación Octavio Paz y actualmente es la Fonoteca Nacional.
FERNANDO DEL PASO, INCANSABLE
En los años cincuenta en la Secundaria Diurna 14, en el D.F., mi compañero José de Jesús Fonseca Villa me hablaba de su amistad con el joven escritor Fernando del Paso Morante, hombre incansable y polifacético, pues fue dibujante y pintor que expuso sus obras en Londres, Madrid, París, en diversas ciudades de Estados Unidos y por supuesto en México, en varios museos de la Capital y el ex Convento del Carmen, así como en el Hospicio Cabañas, de Guadalajara.
Este hombre nacido el 1 de abril de 1935 en la Ciudad de México alcanzó reconocimiento internacional, como literato, por sus tres extensas novelas: José Trigo (1966), Palinuro de México (1977) y Noticias del Imperio (1987). Recibió el Premio Cervantes y la Medalla Sor Juana Inés de la Cruz, entre muchos premios. Su legado es, además de las novelas, dibujos y cuadros pictóricos, 3 novelas para teatro, seis poemas, un cuento y 4 ensayos. También le otorgaron el Premio Xavier Villaurrutia, el Premio Internacional Alfonso Reyes, el Premio Nacional de España y el Premio Rómulo Gallegos, además de que su nombre fue impuesto a dos bibliotecas.
Fernando estuvo casado con Socorro Gordillo y fueron padres de Fernando, Adriana, Alejandro y Paulina. La familia radicaba en Guadalajara, donde el 14 de noviembre de 2018 falleció uno de los más recientes valores de la literatura y pintura mexicanas.
Vivió 23 años en el extranjero y en Francia, primero durante tres años fue el consejero cultural en la embajada mexicana y de 1989 a 1992, Cónsul General en París. Retornó a México y tuvo estrecha labor en la Universidad de Guadalajara. Se le rindió un homenaje, de cuerpo presente, en el Palacio de Bellas Artes. Doña Socorro llegó en silla de ruedas acompañada de hija e hijos.
La señora y Fernando escribieron, en París, un libro titulado “La cocina mexicana de Socorro y Fernando del Paso”, muy solicitado.
P.D. En esta ocasión no abrí la agenda, porque llegó a mi mesa de trabajo la noticia de que en plena pandemia, con la anuencia del Alcalde en Cuauhtémoc se celebró un auténtico “reventón” en una obra en construcción, edificios de departamentos, en Fresno 30, Colonia Santa María la Ribera… Se dieron cita el martes 30 del pasado marzo, a partir de las tres de la tarde, alrededor de 300 personas…Hubo comida, bebida y música, hasta bien entrada la tarde y la mayoría de los asistentes no guardaron ni la sana distancia ni tampoco usaron el cubrebocas, según testimonió nuestro corresponsal capitalino…Mucho Ojo, doña Claudia Sheinbaum Pardo, que no le pongan manchitas a su administración. El alcalde Néstor Núñez debe tener un amplio reporte de esa construcción donde la obra no está terminada, porque, aseguran, no hay agua ni electricidad, pero si hubo una alegre fiesta.
jherrerav@live.com.mx