JORGE HERRERA VALENZUELA
La delincuencia camina paralela a la modernización tecnológica, según una denuncia que por vía electrónica está circulando, con el propósito de alertar a los cuentahabientes, en particular a quienes depositan considerables sumas. Tal vez se hayan filtrado delincuentes cibernéticos a las instituciones bancarias para actuar en complicidad, obteniendo la información requerida.
Quien proporcionó datos sobre la operación de una posible banda, se cree que está en la Ciudad de México, se identificó satisfactoriamente y, por razones de seguridad personal, pidió no sea revelado su nombre. Hasta ahora no se sabe que haya denuncia, de alguna víctima, en la fiscalía de la Capital del País o en la Fiscalía General de la República. La investigación, se apunta en el correo electrónico, está a cargo de personal de uno de los grandes bancos, donde se registró el saqueo a la cuenta de un cliente.
La actividad delincuencial en agravio de los poseedores de tarjetas de crédito o de débito, empezó hace algunos años y los bancos en una buena parte resolvieron esa situación empleando “terminales” para que el usuario atestiguara que su plástico no pasaba a otras manos. “Me clonaron mi tarjeta”, es una frase que escuchamos con frecuencia. Conozco de un caso: en el curso de un año, al cuentahabiente le bloquearon su tarjeta hasta cinco veces y cancelaron los cargos no reconocidos.
En la actualidad se sabe de estafas cometidas por “clonadores” en agravio de personas de la Tercera Edad y de pensionados o jubilados. Operan en las puertas donde están instalados los cajeros y por ello se sugiere que vayan acompañados o acudan a un cajero de un centro comercial. Otras ocasiones la extorsión telefónica sorprende a las personas, a las que el delincuente “avisa” que un familiar está en problemas y que “para ayudarlo” hay que hacer depósitos a determinado número de cuenta bancaria. Estos llamados, según la policía, generalmente se hacen desde el interior de los penales.
UNA BANDA DE HACKERS
El denunciante, seguramente víctima, precisó que “presume” la operación de una “banda de hackers”, sin precisar mayores datos. Una llamada telefónica al cuentahabiente, es el primer paso. Aquí la pregunta es, ¿quién proporcionó los datos del “elegido”? Supongo que no cualquier persona tiene acceso a la relación de las cuentas bancarias y menos que una persona ajena a la institución.
Segundo paso. La pregunta el delincuente se relaciona con un cargo que se hará la cuenta, por una compra. “¿Acepta el cargo? Nada más conteste sí o no”. La repuesta es un no definitivo y rotundo. Acto seguido el hacker corta la comunicación, que el mismo sujeto u otro reanuda y se hace pasar como “ejecutivo” de la institución bancaria, para oír que le ratifican la negativa de aceptar el cargo.
Con diferentes argumentos y pretextando auxilio para que no sea perjudicada la persona, aprovechan el tiempo para realizar el hackeo y proceder a hacer la transferencia de una alta suma de dinero, como ocurrió el 8 de febrero pasado con una operación destinada a la cuenta de Giovanni Alejandro Ramos Mejía, en la Sucursal 0870 de Banamex. Esa persona ya es buscada con base en los datos que aportó al banco al abrir su cuenta.
La víctima dijo haber acudido a Banamex para relatar lo ocurrido e iniciaron la investigación correspondiente, por lo cual se logró obtener la identificación del presunto responsable. Lo que se averigua es qué empleado o funcionario bancario intervino en la transacción.
Para los que no estamos inmersos en el moderno lenguaje, derivado del avance tecnológico, hacker es un pirata informático. Está capacitado y debidamente informado. Siempre el factor sorpresa es uno de sus aliados, telefónicamente o por la vía de la Internet. Es una persona hábil y actúa con rapidez, procurando no dejar huella. Maneja con certeza la tecnología digital.
Acotaciones finales. Nunca funcionarios o empleados bancarios solicitan información, telefónica o por Internet. Cuando reciba una llamada en ese sentido, cuelgue el aparato. Si “está desprevenido” no contesté ni pronuncie palabra alguna. Una respuesta simple, en caso dado, es “todo lo relacionado con el banco, lo trato en el banco no por teléfono”. Los correos electrónicos ni los abra y mucho den contestación, regístrelos como “correo no deseado”.
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