Pablo Cabañas Díaz
El presidente Andrés Manuel López Obrador confirmó que no recibirá a integrantes de la Caminata por la Verdad y la Justicia, la cual saldrá el próximo 23 de enero de la Paloma de la Paz, ubicada en Cuernavaca, y se espera que llegue a la Ciudad de México el 26 de enero. De acuerdo con Javier Sicilia, el propósito es reunirse con el mandatario federal en Palacio Nacional. “Pueden entrar a Palacio Nacional, van a ser recibidos, pero no los voy a recibir yo, los va a recibir el gabinete de seguridad, para no hacer un show, un espectáculo. No me gusta ese manejo propagandístico”, expresó durante la conferencia del 22 de enero .
El otro desencuentro entre Andrés Manuel López Obrador y Javier Sicilia que tuvo lugar el pasado 18 de noviembre del 2019, el presidente aseguró que no tenía tiempo de recibirlo. “Lo puede atender la secretaria de Gobernación o Alejandro Encinas, que es el subsecretario de Derechos Humanos porque, así como él tiene derecho a manifestarse y ser recibido, yo tengo muchas actividades; tengo que administrar mi tiempo, que es de todos, entonces imagínense que voy a estar esperando aquí y la prensa conservadora ‘fifí’ y nuestros adversarios dándose vuelo”, expresó el gobernante. Estas expresiones del presidente fueron luego de que Sicilia le enviara una carta donde le avisaba que marcharía a Palacio Nacional para exigir la pacificación del país.
La actitud de Sicilia no es nueva, en repetidas ocasiones ha señalado que él siente “el llamado profético”. Incluso compara a los poetas con los profetas, pues presume, que tiene un conocimiento casi sobrenatural de las cosas. Sicilia, es un seguidor desde joven de Gandhi, el “inventor de la figura del político como hombre santo.”.
En 1991, Sicilia publicó la novela El Bautista, cuyo argumento gira en torno a que el iluminismo les es impuesto a los profetas por la divinidad, aún en contra de su voluntad; y en 2009 afirmó que Samuel Ruiz, el obispo de Chiapas, era “un profeta” que operaba como un contrapoder que no representaba a personas, ideologías o a la iglesia, sino “a Dios”.
Sicilia se concibe a si mismo “como un nuevo Noé”. Además parece convencido de que él porta los dolores de todos, y así asume una representación que le permite hablar por todas las víctimas.
El mismo Sicilia narró al periodista Emiliano Ruiz que a los pocos días del asesinato de su hijo fue a ver al entonces presidente Felipe Calderón y en privado, le dijo: “Ya que somos de la misma secta, que es la Iglesia católica, que mamamos del mismo pecho, que es el evangelio, quiero decirte que vine como Nathan a ver a David”. Nathan es el profeta y David es el rey.
Sicilia justificó muchas veces a Calderón “tiene autocrítica”, “reconoció que se ha equivocado”, y aunque “no va a cambiar, porque para él [la guerra] es la forma de enfrentar (al narcotráfico) […] no le carguemos la responsabilidad a él”.
Con la misma estrategia de “golpear la conciencia” de los políticos y “tocarles el corazón”, Sicilia abrazó y besó a Calderón, a Manlio Fabio Beltrones del PRI y a los candidatos presidenciales de 2012. Esto fue severamente criticado, incluso por muchos de sus simpatizantes. Interrogado sobre el asunto, dijo Sicilia : “Perdonó a Calderón”: “Lo perdono en nombre mío. Soy una víctima. Las otras víctimas tendrán su palabra”..
Sicilia, sostiene que Morena es igual que el PRI y el PAN, por lo que el “ciudadano” no tiene opciones políticas, pues todo es arrojado según él al saco de la “clase política”. En su lugar propone el “amor desinteresado”. Pretende encabezar la movilización contra López Obrador, pero este encabeza un movimiento de millones de personas, es el presidente de México y su base es muchísimo más amplia que el disperso movimiento de Sicilia que no está en condiciones de cambiar nada fundamental porque carece de organización, coordinación, estrategia y presencia nacional.