Por: Mario Ruiz Redondo
Sin haber logrado hasta este jueves 6 de junio, un acuerdo con el gobierno de Estados Unidos, para evitar a partir del lunes 10, la aplicación de un impuesto de cinco por ciento a las importaciones mexicanas, como sanción por no frenar la migración ilegal centroamericana hacia la Unión Americana, la administración de Andrés Manuel López Obrador, decidió de manera unilateral el envío de seis mil elementos de la recién creada Guardia Nacional, para desplegarse en la Frontera Sur con Guatemala.
Segundo día de negociaciones nada fructíferas, en Washington, en las que Marcelo Ebrard Casaoubon, secretario de Relaciones Exteriores propondría esta medida, radical sin precedente, como respuesta a las exigencias y amenazas chantajistas de Donald Trump, quien regresa este viernes 7 de junio de Europa, para valorar la iniciativa mexicana, que bien podemos interpretar como un acto desesperado para evitar un grave daño a la economía nacional.
Decisión, que al mediodía del miércoles 5, fue adelantada en Chiapas, en el municipio de Metapa, a pocos kilómetros de la colindancia con Guatemala, donde efectivos de la Guardia Nacional, apoyados por soldados y marinos, y policías federales, estatales y municipales, impidieron el avance de unos mil extranjeros que ya marchaban hacia Tapachula, asegurando a la mitad de ellos, para ser trasladados al Centro de Atención Migratoria Siglo XXI, mientras que el resto se replegaría a Ciudad Hidalgo, donde más tarde serían perseguidos y obligados a internarse en suelo chapín.
Un viraje en la política exterior mexicana, que cede a las presiones del mandatario estadounidense, que frente a esa nueva coyuntura podría aceptar la invitación del mandatario guatemalteco Jimmy Morales, para establecer bases militares estadounidenses en su frontera con México, con la intención de frenar con las armas el inmenso flujo migratorio hacia la Unión Americana, desde Centroamérica.
Una intervención que ahora tendría el respaldo de militar mexicano, en la Frontera Sur, que le llevaría también establecer en paralelo, centros de operaciones en las vecindades guatemaltecas con Honduras (tiene bases desde la década de los 80), y El Salvador, que junto con Guatemala conforman en América Central, el “Triángulo del Norte”.
Una Región caracterizada por graves problemas derivados del abuso en la explotación de mano de obra barata, pobreza extrema, desempleo, inseguridad, violencia, asesinatos, delincuencia organizada, narcotráfico, inseguridad y violencia.
No obstante, invadir Guatemala “con fines migratorios”, tendría demasiados riesgos, entre ellos una respuesta violenta de facciones sobrevivientes de las guerrillas guatemaltecas y salvadoreñas, con el apoyo de los gobiernos de Nicaragua, Cuba, Venezuela y Bolivia, además del financiero y bélico de Rusia, China e Irán, que convertirían en un mayor infierno a la Región conocida también como el “Triángulo de la Muerte”.
Una reacción, en la que se sumarían los cárteles internacionales de las drogas, que tienen en la Unión Americana el principal centro de consumo del mundo, con ganancias superiores a los 500 mil millones de dólares anuales. El financiamiento del narco a la insurgencia en Colombia, los distintos gobiernos colombianos, no solamente no pudieron vencer militarmente a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), y del Ejército de Liberación Nacional (ELN), por lo que tuvieron que sentarse a negociar una paz que aún está pendiente.
Demostrar que Estados Unidos es la potencia que manda en el mundo, podría atraer más votos a la causa reeleccionista de Trump, sin importar inicialmente estallar un conflicto de consecuencias incalculables, en que se repetiría la historia de la guerra de guerrillas, que en 1979 derrocó a la dictadura de cuatro décadas, representada por la familia Somoza, en Nicaragua, con un saldo mortal de 100 mil muertos.
Resurgimiento de acciones desestabilizadoras de los jóvenes centroamericanos que mantienen vida la flama de los movimientos revolucionarios de corte marxista, que en su momento encabezaría en Guatemala la Organización Revolucionaria del Pueblo en Armas (ORPA), y el Ejército Guerrillero de los Pobres, de 1960 a 1996, que combatieron a los gobiernos apoyados por Estados Unidos.
La orgullosa indígena Rigoberta Menchú, la Premio Nobel de la Paz, no olvida que solamente entre 1981 y 1983, durante los regímenes de los generales Romeo Lucas García y Efraín Ríos Mont, la respuesta sanguinaria oficial provocó masacres contra la población civil, entre ellas el arrasamiento de 400 aldeas y el asesinato de 75 mil personas, mientras que un millón de indígenas buscaron refugio en la Selva de Petén o cruzaron la frontera con México para resguardar sus vidas en Chiapas.
La represión militar hacia los grupos insurgentes, asesorada y dirigida por el Pentágono estadounidense, desembocaría en una guerra civil, que en los últimos 36 años del siglo XX, tendría un saldo oficial de 250 mil muertos y 50 mil desaparecidos.
Genocidio que no se olvida ni en Guatemala, como tampoco en El Salvador donde los grupos guerrilleros del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), y el Frente Sandinista de Liberación Nacional de Nicaragua (FSLN), éste último en el poder, lo tienen muy presente en los patios de sus casas, que se convirtieron en cementerios familiares ante el bombardeo indiscriminado de los aviones de combate de fabricación norteamericana, obsequiados a sus aliados.
Hoy, todo es cuestión de muy pocos días para la definición del rumbo de Estados Unidos en Centroamérica, en los que el magnate inmobiliario gobernante del imperio estadounidense, marcará las pautas a seguir a partir del próximo 18 de junio, cuando hará oficial su candidatura a la reelección por cuatro años más, en la Presidencia de los Estados Unidos.
Visión del columnista, que en la segunda mitad de la década de los años 70 e inicio de los 80, tuvo la oportunidad de ser corresponsal de guerra en Centroamérica, donde vivió paso a paso, principalmente en Nicaragua, los acontecimientos que hicieron viable la última Revolución del Continente, al asumir el poder el Frente Sandinista de Liberación Nacional el 19 de julio de 1979, con la toma final de la capital y la huida a Estados Unidos del general-dictador Anastasio Somoza Debayle, a quien tuve la oportunidad de entrevistar para el periódico EXCELSIOR de la ciudad de México, 10 días antes en su bunker subterráneo de Managua.
Donald Trump ha ido muy lejos con su agresividad verbal twittera, en la que no respeta a nadie y su palabra, según él, se vuelve ley al enarbolar el garrote arancelario contra China y más recientemente México, que hasta ahora no ha generado una crisis económica mundial.
Por lo pronto, la militarización de la Frontera Sur, del lado mexicano, anunciada por el canciller Ebrard Casaoubon, es un hecho. El complemento representado por el envío de tropas estadounidenses, se definirá el fin de semana.
Ocurre, en los días en que los líderes de la potencias contrarias a los intereses de Estados Unidos, Vladimir Putin, de Rusia y Xi Jinping, de China, se reunieron este miércoles 5 de junio en Moscú, para firmar un paquete de acuerdos económicos, en los que la Corporación Huahuei, desarrollará la nueva tecnología celular 5G, en territorio ruso, que impulsa y consolida su relación bilateral en un nivel sin precedentes, luego del aumento de los bloqueos estadounidenses ordenados por Trump.
A diferencia de México que lucha solo contra la guerra comercial de aranceles a sus exportaciones, que podría llegar hasta un 25 por ciento en octubre, las dos potencias mundiales hacen alarde de su poderío aliado, que en los últimos seis años se han reunidos 30 veces, hasta llegar al grado óptimo.
Como en el verano de 2015, nuestro país vuelve a ser el foco de interés para el arbitrario jefe de la Casa Blanca, en su objetivo claro de enardecer al electorado, abanderando en el lanzamiento de su nueva campaña, el mismo argumento útil aún, de la migración extranjera, acusando a México de ser el culpable.
Vigentes en la mentalidad de los votantes, otras causas de su intensa y fructífera labor proselitista, como el reforzamiento y la construcción de un nuevo muro en la frontera, que sería pagado por México, con lo que haría una demostración de su poder y visión al futuro, en una jugada doble de crear una muralla para impedir el ingreso migrante y de paso demostrar quién manda en la relación bilateral.
Desagrado del Presidente estadounidense, que se torna en alarma personal, por los riesgos que ya corre por su intolerancia y prepotencia en las relaciones con China y Rusia, que vuelve a la carga desde Londres, para anunciar, dentro de un esquema inédito en la relación con México, que de no cumplir el Presidente Andrés Manuel López Obrador, su orden de frenar la migración ilegal hacia la Unión Americana, impondrá en junio los primeros aranceles del cinco por ciento a los productos de exportación.
Una responsabilidad que no se acepta y se delega a México, para culparlo del arribo de cientos de miles de extranjeros ilegales a la Unión Americana, que representan el fracaso del gastado discurso sin fundamento.
Los resultados de la derrota de Trump, lo daría este miércoles 5 de junio, la Oficina de Aduanas y Protección fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés), que daría a conocer que tras ingresar ilegalmente al país de la bandera de las barras y las estrellas, fueron arrestadas en mayo último, más de 95 mil personas, entre adultos y niños, equivalente a un 32% más que en abril.
Una prueba más de la ineficiencia del sistema de control migratorio, de la vecina nación, que, por cierto, los estrategas de imagen, que pareciera no tener el Presidente Andrés Manuel López Obrador, están desaprovechando para contrarrestar
la campaña mediática de Donald Trump.
La mesa está puesta para que el mandatario estadounidense decida invadir militarmente Guatemala y el Triángulo Norte de Centroamérica o se mantiene en su terquedad de seguir violando los acuerdos como socio comercial de México, en un Tratado de Libre Comercio que, a manera de chantaje, Trump no ha ratificado y utiliza como bandera electoral reeleccionista.
Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.
Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y Comunicadores por la Unidad A.C.