Jorge Herrera Valenzuela
Durante muchos años el primer día de mayo, en el Distrito Federal (hoy Ciudad de México) y en las capitales estatales desfilaban empleados y obreros sindicalizados, encabezados por el Presidente de la República y los gobernadores, respectivamente, acompañados de los dirigentes de la CTM, la CROM, la CROC, la CGT, la FSTSE. Las actividades oficiales se suspendían. Era la celebración del Día del Trabajo, fecha establecida para recordar a los Mártires de Chicago.
Poco a poco en el presente siglo las marchas de obreros han desaparecido. Unos argumentan que la violencia es el factor determinante, pues se registraron choques entre los grupos que participaban. Otros afirman que “ya no hay nada que festejar”; los mismos gobernantes, desde los últimos años del siglo pasado, le restaron importancia al evento, particularmente los panistas y el priista mexiquense acabó con todo lo que tenía sello derivado del movimiento revolucionario.
Bueno, ahora podemos decir que en este miércoles 1 de Mayo de 2019, se hablará de la nueva legislación laboral, aprobada el lunes pasado en el Senado de la República. El presidente Andrés Manuel López Obrador en su conferencia mañanera, el último día de abril, nos comunicó que con ello, México cumplió con el compromiso contraído con el gobierno de Estados Unidos.
Lo censurable es que en la Cámara de Diputados, al ser discutida la reforma, hubo injerencia de un grupo de norteamericanos, enviado expresamente por el gobierno de Donald Trump, para que el texto estuviera acorde con el Tratado de Libre Comercio, el T-MEC, que está por aprobarse en el Congreso de los Estados Unidos.
Recuerdo que el pasado 11 de abril el diputado Mario Delgado Carrillo, coordinador de la bancada morenista, con júbilo gritó que se acabó el “charrismo sindical” o sea que ya no habrá dirigentes sindicales que tengan respaldo del gobierno. Ojalá sea cierto, porque está surgiendo una central obrera de un expriista y ahora lopezobradorista de “hueso colorado”. Ya no habrá Juntas Federal ni Locales de Conciliación y Arbitraje, pues se creará un nuevo sistema de justicia laboral que incluye juzgados y el Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral.
En este último aspecto, las autoridades de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, así como los gobiernos estatales y de la Ciudad de México, deberán de actuar con celeridad en la transferencia de las Juntas a los juzgados, para no entorpecer la tramitación de los juicios, perjudicando cualquier retraso a los demandantes y a la contraparte. Esperamos que sean desterrados los “abogados prácticos” también conocidos como “coyotes”.
La reforma, aprobada por 120 senadores, 2 votaron en contra y 6 estuvieron ausentes, pugnará por la democracia sindical. Las elecciones internas en cada sindicato, no serán por votación a mano alzada sino por voto personal y secreto.
El trabajador mantiene su derecho a no afiliarse a ningún sindicato y a no pagar cuotas, así como en cada dependencia oficial o empresa privada los trabajadores podrán organizar su sindicato cumpliendo con los requisitos legales. Desaparece la costumbre de contratar empleados por medio de agencias privadas.
“EL CHARRISMO” Y “LOS VITALICIOS”
Por cierto, mucho se habla y se comenta sobre “el líder charro”, pero poco es lo que se sabe del origen de ese calificativo. Cuando menos de las personas que entrevisté, dos contestaron que alguna vez oyeron que un charro fue líder sindical. Bueno, pues allá por 1948 cuando hubo elecciones en el Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana y el triunfador fue un señor llamado Jesús Díaz de León.
Jesús, cuentan, gustaba vestir el traje de charro. No se supo que perteneciera a la charrería mexicana. El dirigente ferrocarrilero gozó del apoyo del presidente Miguel Alemán Valdés, quien hizo encarcelar, se dijo entonces, a los opositores de “El Charro” Díaz de León y desde entonces existe “el charrismo sindical”. Los que estaban en contra de Jesús eran Luis Gómez Z. y Valentín Campa, entre otros. Gómez Zeta después sería “líder charro”. De Jesús no encontré datos personales ni en el documentado Diccionario Enciclopédico de mi amigo Humberto Mussachio López.
Mire lo que son las cosas, en 1976 uno de los sindicatos más influyentes era el de los trabajadores telefonistas, todavía la empresa no estaba privatizada. Había lucha por el liderazgo sindical donde Jorge Ayala Ramírez y Pedro García Zendejas lo disputaban, pero llegó “el que iba a acabar con los cacicazgos”, se llama Francisco Hernández Juárez y efectivamente dio muerte a esos cacicazgos e impuso el suyo, pues ya lleva 43 años “sacrificándose” por sus compañeros.
Carlos Romero Dechamps lleva 30 años al frente del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana. Hoy está en absoluto silencio, aunque internamente hay grupos que buscan el apoyo del presidente López Obrador para “nuevas elecciones”. En la dirigencia nacional de la FSTSE (Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado) el economista Joel Ayala Almeida ya cumplió 21 años como “líder”
Un caso especial es el de Víctor Flores Morales, quien se ostenta como secretario general del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana y mantiene el control de las cuotas sindicales, además de “jinetear” el dinero de los jubilados. En la Procuraduría (hoy Fiscalía) General de la República hay miles de denuncias contra Víctor, por el saqueo que ha hecho de las arcas sindicales. Hasta ahora los expedientes o “carpetas de investigación” están debidamente guardadas.
PREGUNTA PARA MEDITAR:
¿La nueva Legislación Laboral será en beneficio de los trabajadores, incluyendo a los del Apartado B, o solo es un simple cambio de papel membretado?
jherrerav@live.com.mx