Por: Mario Ruiz Redondo
Los migrantes cubanos lideraron el amotinamiento de la noche del jueves 25 de abril en la Estación Migratoria. Los cabecillas fumaron mariguana para “agarrar valor” y encabezar la fuga poco más de mil de sus compatriotas que se perdieron entre las sombras de las calles aledañas, auxiliados por células y jefes “maras” centroamericanos, al igual que centenares de hondureños, guatemaltecos, salvadoreños, africanos y de otras nacionalidades, que hicieron un global de tres mil, que también huyeron sin que nada ni nadie los pudiera detener.
A las cuatro de la tarde, el mayor albergue de atención en el país, del Instituto Nacional de Migración, construido para alojar 500 personas, en la zona norte de la principal ciudad del Frontera Sur, acumulaba más de tres mil extranjeros, la mayoría provenientes de Cuba, convirtiendo las instalaciones en un espacio insoportable, que se hacía más desesperante con el llanto de un elevado porcentaje de niños.
La saturación por demás extrema, ocurriría luego del arribo autobuses provenientes de Tamaulipas, Veracruz, Tabasco, llenos de migrantes asegurados, a los que se agregaron los detenidos por retenes de la Costa y volantas que despliegan sus persecuciones en los municipios aledaños a Tapachula, que constantemente realizan viajes durante día y noche para llevar detenidos.
Solamente de Nuevo Laredo, Tamaulipas, llegaron ocho unidades, con pasajeros, todos oriundos de La Habana, así como otras más desde el puerto de Veracruz y Villahermosa, además del resto de los retenes en Chiapas, como Palenque, Arriaga, Echegaray (Pijijiapan), Huixtla, Huehuetán, Tuxtla Chico y Ciudad Hidalgo.
Para las seis de la tarde, la contabilidad interna dentro de la Estación Migratoria Siglo XXI, superaba los tres mil 200, haciendo hervir los ánimos y disparar la temperatura ambiente del lugar ante el amontonamiento de seres humanos, que sería aprovechada por los isleños en contubernio con los “maras” hondureños.
Poco más de mil 700 cubanos, entre hombres y mujeres, sin ningún menor de edad acompañándolos, con los ojos dirigidos hacia la ciudad de Miami, en la península estadounidense de Florida, a diferencia de los africanos, que traen consigo hijos pequeños y mujeres embarazadas que han empezado a dar a luz en suelo chiapaneco-mexicano, con lo que adquieren un status favorable para sus aspiraciones de no ser deportados.
Por la mañana, el número de hombres asistidos por el INM, era de mil 800, cifra que rebasaría horas después los dos mil 300, más otros mil entre mujeres, niños menores de 10 años y jóvenes.
Un recuento de hechos fehacientes, resultado de la investigación del columnista en las horas siguientes al amotinamiento, favorecido por la indiferencia mostrada hasta ahora por el Gobierno de la República, al tratarse de un tema de solución estrictamente federal, que ha contado con el apoyo de los gobiernos estatal y municipales, aún así insuficientes dados los precarios recursos presupuestales que actualmente mantienen en grave crisis financiera a las autoridades chiapanecas de las áreas de influencia del problema de corte internacional.
Nada nuevo en el tráfico de estupefacientes aparentemente en cantidades menores, dentro de la Estación Migratoria, convertido en situación más evidente al crecer la demanda con el ingreso fuera de lo normal en el centro de atención.
Secreto a voces de que detrás de este negocio han estado y lo siguen controlando, los cabecillas “maras” (salvatruchas 13 y barrio 18), ahí trasladados indebidamente por la Fiscalía General del gobierno estatal. Presunción de que actúan en contubernio con el personal de limpieza, que hasta ahora, a pesar de las denuncias de la misma delegación estatal, el Instituto Nacional de Migración, no ha dispuesto el procedimiento ante la autoridad competente federal o estatal, para investigar a fondo y dar con los culpables, sancionarlos y así eliminar tal ilícito.
Consumo principalmente de mariguana por un lado y manipulación para acrecentar el enojo del otro, convirtieron al lugar en un coctel demasiado explosivo, que daría margen a un desenlace violento, que pudo haber sido de saldos mortales, si el minoritario grupo de agentes de migración ahí asignados y su respaldo mínimo de 15 elementos pertenecientes a una empresa de seguridad privada, no se hubieran replegado ante el avance violento de la multitud hacia la puerta principal del inmueble federal.
Afortunadamente, ninguna posibilidad de oposición. Hubiera sido suicida. Menos, impedir el nuevo saqueo de alimentos de los refrigeradores de la cocina donde se preparan los alimentos para los huéspedes de diversas nacionalidades que visitan México de manera ilegal, pero protegidos por los convenios internacionales firmados por México en materia de protección a inmigrantes y refugiados.
Era algo que los mismos representantes del INM en Chiapas veían venir, y ante la actitud apática hasta del mismo Presidente Andrés Manuel López Obrador, al que también se dirigieron anónimamente, optaron por no ofrecer ni la menor intención de enfrentar a los migrantes, en el momento en que explotará la olla por la presión de las inconformidades.
Los cambios de actitud hacia la migración extranjera, en principio del Gobierno de Enrique Peña Nieto, continuada por el de López Obrador, de brindar todas las facilidades y apoyo incondicional a los extranjeros en condición indocumentada, mantiene en la decepción a miles que ya se encuentran en territorio nacional.
Situación que ha llevado en las últimas semanas a un grupo de poco más de 200 cubanos, a entregar a la delegada Yadira de los Santos, una solicitud firmada en la que solicitan su deportación a la isla caribeña, argumentando que después del endurecimiento de la política antimigratoria de la administración de Donald Trump y el alineamiento del gobierno mexicano, lo mejor es regresar a casa con sus familias, donde estarán más seguros.
No obstante, el INM sigue sin dar respuesta, la cual aguardan de manera resignada, con la confianza de que algún día se atienda su petición.
Representan la otra cara de la moneda, la de los de menores recursos, con parientes no ricos en la Unión Americana, conscientes de que continuar con la aventura en esta condición, podría ser de consecuencias todavía más desagradables.
Lo ocurrido la noche del jueves 25 de abril, deja muy al descubierto, que el grueso de la población cubana migrante tiene conocimientos y experiencia en materia de desestabilización, como parte de la doctrina ideológica adquirida en la tierra del ex guerrillero comandante Fidel Castro Ruz.
Tan es así, que en los mayores incidentes ocurridos en los dos últimos meses dentro de instalaciones del INM de la Secretaría de Gobernación, han marcado las pautas a seguir, utilizando a los pandilleros hondureños como formas de distracción y generación de violencia, de la que son expertos.
Una estrategia que funcionó, pero que en el caso de los catrachos, les hizo dar marcha atrás, junto con otros isleños, que optaron por retornar a la Estación Migratoria en el transcurso del día, para estar a resguardo y así evitar ser asegurados y deportados, con lo cual echarían abajo sus trámites realizados ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), y de la Agencia de la Organización de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR), en sus oficinas instaladas en Tapachula.
Los “maras” que salieron, volvieron a regresar, pues de esta manera evitarían ser detectados por la Policía Internacional (INTERPOL), que los tiene reportados a nivel internacional, con orden de captura por diversos delitos graves cometidos en los países del Triángulo Norte de Centroamérica (Honduras, Guatemala y El Salvador), sin que hasta ahora la Fiscalía General de Chiapas, profundice en el tema por razones inexplicables, sin importar el riesgo que representan para el resto de los extranjeros del centro migratorio.
Antes del mediodía, arribarían a Tapachula por la vía aérea, un grupo de expertos y asesores de escritorio, del director del Instituto Nacional de Migración, Tonatiuh Guillén López, para investigar los acontecimientos del macro motín del jueves. Hicieron lo clásico, al llegar, ver e irse de nuevo hacia la ciudad de México, sin tener contacto con el personal de trinchera, tanto administrativo como de campo. Algo así, como al viejo estilo del turista sabelotodo, al que como ahora se estila, nada tiene que aprender de nadie, porque se les cansa el ganso.
Pasaría lo mismo con la visita ultra secreta de Guillén López, que perdió la oportunidad de conocer a fondo la problemática, no por los reportes de sus funcionarios subordinados que todo maquillan, lo mismo que desde la sala de prensa, mediante boletines emitidos por el INM, que minimizan la gravedad de la historia migratoria de la Frontera Sur.
Es de suponer, sin embargo, que se enteró del hacinamiento extremo y las condiciones de ambiente explosivas al interior de la estación Migratoria. Aunque lo más seguro, es que su ignorancia del tema, le haya llevado a no considerar la necesidad urgente de mejorar el trato a los extranjeros en tránsito por nuestro país, en la búsqueda de mejores condiciones de vida y salvaguarda de su seguridad.
Para su suerte, las acciones emprendidas desde la noche del jueves, madrugada y mañana tarde del viernes 26 por las Policías Federal, Estatal, Municipal y Gendarmería, darían como resultado el aseguramiento de por lo menos 400 cubanos.
Aunque el gusto le duraría poco, porque no supo valorar los riesgos inminentes de la conducta de los ex súbditos del régimen comunista de Cuba, que molestos por su detención, volverían a la carga 24 horas después de su rebelión.
Pero esta vez, ya con la experiencia del día anterior, los elementos del INM de guardia y los agentes de seguridad privada, actuarían con mayor rapidez, al solicitar
con la ayuda interinstitucional, que decretaría la emergencia general, para desplazarse hacia las instalaciones de la colonia cinco de febrero, en los momentos en que se iniciaba la trifulca con los mismos objetivos de fuga masiva.
Afuera, un pequeño contingente de Policías Federales, que optó por aguardar la llegada de sus colegas de otras Corporaciones, los que tardarían cuestión de pocos minutos, que una vez en el lugar, parte de ellos entraron vestidos con equipos antimotines para enfrentar la turba, que al ver que iban dispuestos a impedir su propósito, optaron por replegarse.
Noche de viernes en calma, después del intento de generación de tormenta migratoria. Adentro, otra vez el reinicio del hacinamiento, con los arribos de más indocumentados interceptados, que superan los mil 600.
Una experiencia nada agradable para los habitantes, sobre todo de Tapachula, que en diversos rumbos de la ciudad, sus habitantes reportaron la dispersión de los fugados la noche del jueves.
Otra vez la zozobra y el miedo, que no se atienden por parte de quien más responsabilidad tiene, que es el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y en escala complementaria, el de Rutilio Escandón Cadenas.
Ojalá esta circunstancia se valore con seriedad y responsabilidad, haciendo a un lado la actitud indiferente, que de continuar, puede tener todavía resultados funestos en la colindancia con Centroamérica.
Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.
Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y Comunicadores por la Unidad A.C.