Guillermo Mora Tavares
Algunos intelectuales y multitud de tuiteros, influencers, youtubers y adictos a las redes sociales, elevaron a la N potencia la cresta de la ola, con motivo de la carta del presidente Andrés Manuel López Obrador al Rey de España y al Papa Francisco, a quienes pide “se haga un relato de agravios y se pida perdón a los pueblos originarios por las violaciones a lo que ahora se conoce como derechos humanos”.
Vaya revuelo. Muchos alzaron la voz. y calentaron las redes.
Menos los Historiadores.
Un débil debate asomó, pero no en la mejor dirección. Unos, burlándose y denostando al Presidente. Otros, en su defensa.
En España, los líderes de las organizaciones y partidos políticos, en medio de un proceso electoral, encontraron inmejorable oportunidad para montarse en el tema, obvio en contra de AMLO y, ganar publicidad gratuita.
Las expresiones de perdón y reconciliación, han sucedido en momentos importantes y recientes de la historia. Presidentes y Papas han ofrecido disculpas y pedido perdón a pueblos y naciones, por horrores como la bomba de Hiroshima, el Holocausto o la guerra civil estadounidense. ¿Por qué, entonces, calificar equivocadamente la petición del presidente mexicano?
En estos momentos, la opinión más valiosa y esperada, es la de los Historiadores y Sociólogos, por una razón:
El Presidente López Obrador se refirió al agravio sufrido por los Pueblos Originarios hace 500 años.
Son los mexicanos de hoy, con. piel y memoria de aquellos Pueblos Originarios, los que aún resienten el agravio. AMLO lo sabe, los ha escuchado en todo el país. Son millones, la mayoría pobres, muy pobres y, como decía Colosio, con hambre y sed de justicia.
Hay que conocer México y a los mexicanos, a esos millones de mexicanos en pobreza secular y, escucharlos, para entender la demanda de López Obrador.