Francisco Rodríguez
La vasta indignación que generó la oposición de algunos privilegiados a los programas políticos del Presupuesto de Egresos para 2019 ha calado hondo entre la ciudadanía, en términos de la confianza y credibilidad en el Poder Judicial de la Federación. Esa alta magistratura creyó que podía congelar todo, por defender sus mezquinas prebendas.
Pronto, la Corta ¿de Justicia? se ha dado cuenta de que cometió un gazapo de pronóstico reservado. Se quiso enfrentar a la gran mayoría que votó por el cambio de régimen, de costumbres políticas, de inercias conservadoras, de impartición equitativa de la justicia, empezando por la propia casa.
Se le ha retirado la confianza a la Suprema Corta y, con ella, a la mayoría de los jueces federales y magistrados que la acompañaron en su cruzada de interés, seguramente dictada por los poderosos que los recomendaron a ese sitial de la Judicatura nacional.
Y como decía el clásico Azorín, lo que no resiste no apoya. Pronto habrán de pagar los platos rotos del tiradero que han dejado con sus inconsultas medidas. Será el Poder Legislativo el que se encargue de recordarles que están ahí para cumplir con los intereses superiores de la Nación, no para sacar castañas con la mano del gato.
Ya era hora de que sean rasuradas todas las intenciones malsanas de tratos salariales exclusivos y prebendas excluyentes. La Corta deberá entender a golpe de tribuna y votaciones mayoritarias que no es, que nunca ha sido, lo que creía. La falta de olfato, conocimiento jurídico y sensibilidad debían pasar algún día la prueba del ácido.
En sólo cien días, el bono de confianza también puede sufrir desgaste
Desafortunadamente, los ministros de la Corta no son los únicos que habrán de sufrir estas calendas, también tiene que echarse una revisada al grueso del equipo gobernante escogido para acompañar al Presidente en esta difícil etapa de cambiarlo todo.
Es demasiado ambicioso el programa de los primeros cien días de López Obrador. Tanto que aterra la posibilidad, cada vez más cercana, de observar que dentro del círculo gobernante del primer nivel hay muchos que no están preparados para obedecer, para aconsejar al titular del Ejecutivo o siquiera para ejecutar las órdenes.
Sé que muchos podrán decirme que es demasiado pronto para opinar al respecto de estas deficiencias en la troupe gobernante, pero es mejor darse cuenta, admitir los errores, pues admitirlos constituye el primer paso de la solución oportuna y rápida. No está el horno para bollos, y el bono de confianza también puede sufrir desgaste.
Aunque la voluntad política del Presidente López Obrador está por encima de lo normal –está decidido a actuar con congruencia y decisión para cambiarle al gobierno hasta el modito de andar– una sola persona no es suficiente para actuar en todos los terrenos, al mismo tiempo. Falta definir el don de la ubicuidad.
La secretaria de Gobernación no debe andar como burro sin mecate
En demasiados frentes de opinión pública, los colaboradores no están apoyando al Presidente como éste lo requiere. Muchas veces lo dejan solo frente al monstruo de las mil cabezas. Es un hombre de buena fe, preparado en todos los sentidos para gobernar, conocedor de su pueblo y responsablemente congruente.
Eso es inmejorable en los momentos que atraviesa la Nación. Sin embargo, debe ser apoyado en todo momento y circunstancia por aquéllos que ha elegido secretarios. La secretaria de Gobernación, por ejemplo, no debe andar como burro sin mecate, pontificando a diestra y siniestra, mientras no se confiese previamente con el titular acerca de su pasado reciente en el ministerio de la Corta y en las magistraturas doradas.
La secretaria de la Función Pública se metió en camisa de once varas
La secretaria de la Función Pública no tiene derecho, en ningún sentido, a provocar gazapos como el más reciente, pidiendo a la iniciativa privada que reduzca los sueldos de sus ejecutivos y mandos. Eso no depende del Ejecutivo, es entrarle a un toro marrajo por lo más indescifrable del ruedo. Se metió en camisa de once varas, y sin querer evidenció a sus colegas de gabinete.
El secretario de Hacienda y su equipo deben tener preparada desde ya una estrategia cameral para que los impuestos rasurados en la zona norte del país alcancen a ser compensados en otras regiones, pues el gasto puede sufrir un descalabro de pronóstico reservado. Lo mismo para los precios estimados del barril de crudo y del dólar. Las estimaciones ya no deben ser ligeras, al estilo de los tecnócratas que se fueron para no volver. La Cámara de Senadores puede ser el cedazo.
El secretario de Comunicaciones y Transportes tiene desde ya la obligación ética de buscar una salida al asunto del aeropuerto maldito. Nadie se explica por qué no ha recomendado, dada su experiencia, expropiar los terrenos circundantes adquiridos por el Grupo Atracomulco apostándole a la plusvalía.
Era también hora de que, si se va a retomar el proyecto faraónico, se le baje dos rayitas al diseño aeroespacial y se someta a discusión uno sensato y menos oneroso para los impuestos ciudadanos. Algo debe hacerse, no se debe tener un dinero enterrado sólo por aferrarse a una consulta popular. Debe haber siempre alternativas.
El nuevo régimen no debe pasar a la historia sólo por lo anecdótico
La política, en efecto, es un asunto de alternativas, no de decisiones inescrutables. El dinero de las afores, comprometido en el apoyo a una deuda de diez mil millones de dólares con objeto ecológico y destinado a las oficinas centrales está bailando por todos lados. Todos esperamos una solución.
El nuevo régimen no puede estar tocado hasta el fin de sus días por la decisión de haber mantenido un dinero de sumas escalofriantes enterrado en el sepulcro de una obra inviable. Algo debe hacerse. No hay nada que no se salve si se usa el talento y la imaginación. Tienen la palabra y la sartén por el mango.
El nuevo régimen no merece pasar a la historia sólo por caracteres anecdóticos. Es necesario caminar e ir marcando la diferencia. Aunque no todos los colaboradores del primer nivel han sido palomeados por el Senado, es importante que se reciba una noticia alentadora en términos de la política a seguir en materia de seguridad pública y nacional.
Es un tema que contra lo que se cree, no espera tanto tiempo. Era tiempo ya de un mazazo radical contra la delincuencia en todas las regiones o en algunas de ellas. Era tiempo de establecer claramente la diferencia con los anteriores. En este rubro y en el consustancial de lavado de dinero sucio en la Bolsa de Valores, hay que ofrecer una noticia que no deje lugar a dudas.
El respaldo a AMLO no debe derrocharse por la abulia y la anomia
El mantenimiento de privilegios en los sectores reseñados es moralmente imposible. México votó por un cambio de rumbo y de estilo. Y la ausencia de poder que dejaron los que se fueron es lastimosa. Hay que reconstruirlo pronto, aunque sea en estas materias de gran sensibilidad popular. Lo demás a lo mejor pueda esperar un tiempo corto, pero razonable.
El apoyo de la gente está fuera de discusión. Al hombre de Tepetitán lo acompaña la confianza de más del 80% de la población. Esta avalancha de respaldo colectivo no debe dejarse pasar, por la anomia o la abulia de algunos colaboradores que no alcanzan a brincar la vara.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: Don Rubén Mújica Vélez felicita a la jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum: “Bien por la nueva funcionaria al eliminar guaruras que sangraron el presupuesto. Habrá que ponerles chips para que no se dediquen a actividades ilícitas. ¿Y en los estados del país? Porque cualquier pelafustán trae sus guaruras hay que acabar con esa plaga y con los bribones que despilfarran los dineros del pueblo. ¡Adelante a toda máquina!” + + + A ese tema se refirió ayer el Presidente López Obrador en su conferencia de prensa matutina: “Hoy nos informaron de que de 3 mil 700 elementos de la Policía Ministerial, alrededor de 1 mil 500 estaban de guardaespaldas, no solo de servidores públicos, también de personas ajenas al Gobierno, solo van a tener escoltas y protección lo que tengan responsabilidad en asuntos de responsabilidad pública y quienes necesiten protección por estar recibiendo amenazas”. + + + El buen ejemplo cunde. Muchos viajeros de la Terminal de Autobuses de Pasajeros de Oriente (mejor conocida como ADO-TAPO) de la CDMX no daban crédito a lo que veían el martes 18 de diciembre por la noche en uno de sus andenes. Era el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez, abordando un autobús de la línea ADO-GL para regresar a la ciudad de Xalapa desde la Ciudad de México a donde se había desplazado para asistir en Palacio Nacional a la presentación de la gran inversión de Nestlé para el estado de Veracruz, dada a conocer por el Presidente Andrés Manuel López Obrador.
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