CIUDAD DE MÉXICO.- En el marco de la COP30 Belém, científicos de todo el mundo advierten que el calentamiento global está avanzando a un ritmo sin precedentes, acelerando los impactos del cambio climático y llevando a los ecosistemas a su punto de quiebre. Nuevas investigaciones revelan que la temperatura promedio del planeta aumenta 0.27 °C por década, casi un 50% más rápido que en las décadas de 1990 y 2000.
De acuerdo con la Organización Meteorológica Mundial, la Tierra ya se ha calentado entre 1.3 y 1.4 °C desde la era preindustrial, y se prevé que supere el umbral de 1.5 °C hacia 2030, un punto crítico que podría detonar impactos irreversibles en el equilibrio climático global.
El ascenso del nivel del mar también se ha acelerado. En la última década ha crecido 4.5 milímetros por año, más del doble del promedio observado durante el siglo XX. Este fenómeno amenaza tanto a comunidades costeras como a ecosistemas marinos, que ya muestran señales de colapso. Los arrecifes de coral tropicales, por ejemplo, están sufriendo una mortandad casi irreversible debido a las olas de calor oceánicas, consideradas por los expertos como el primer gran punto de no retorno del clima terrestre.
La Amazonia, por su parte, podría transformarse en sabana si continúan la deforestación y el incremento de temperaturas. En Groenlandia, el deshielo del manto glaciar podría acelerar el colapso de la Circulación Meridional del Atlántico (AMOC), corriente oceánica que modera los inviernos europeos. Mientras tanto, en la Antártida, la reducción del hielo marino deja al descubierto aguas más oscuras que absorben más radiación solar, intensificando el calentamiento global y afectando al fitoplancton, un componente vital para la absorción de CO₂.
Entre marzo de 2024 y febrero de 2025, los incendios forestales arrasaron 3.7 millones de kilómetros cuadrados, una extensión equivalente a la suma de India y Noruega. Aunque el área quemada fue ligeramente menor al promedio de las últimas dos décadas, las emisiones de carbono fueron mayores, ya que ardieron bosques más densos y ricos en materia orgánica.
El calor extremo también se ha convertido en un riesgo creciente para la salud humana y la economía. Según datos de The Lancet, las pérdidas globales por la reducción de productividad laboral superaron el billón de dólares en 2024. Solo en Europa, más de 24,000 muertes durante el verano se atribuyen a la exposición prolongada al calor, un 70% de ellas relacionadas directamente con el calentamiento global.
En el plano político, la administración de Donald Trump ha propuesto recortes drásticos al financiamiento de agencias científicas como NASA y NOAA, lo que preocupa a la comunidad científica por el impacto que tendría en la investigación climática. En contraste, China, Japón, el Reino Unido y la Unión Europea han incrementado sus inversiones en ciencia, convencidos de que solo el conocimiento permitirá enfrentar la crisis climática que marca el rumbo del siglo XXI.
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AM.Mx/kmj
