Gloria Analco
- ¿Y SI TRUMP APARECIERA EN MOSCÚ EL 9 DE MAYO?
No es nada descartable que Donald Trump se presente en Moscú, el próximo 9 de mayo, en los festejos del Día de la Victoria, fecha clave para el Gobierno de Vladimir Putin, pues se trata de una de las conmemoraciones político-sociales más importantes de la historia moderna de Rusia.
No es una certeza, ni siquiera una predicción, pero sí una posibilidad real: Donald Trump presente en Moscú cuando Rusia celebrará esa jornada con solemnidad, con músculo militar y con memoria histórica, y donde también estará presente el presidente de China, Xi Jinping, lo cual esta vez, por todo lo sucedido en los últimos tres años, el simbolismo desbordará la Plaza Roja.
Y es que China y Estados Unidos, al parecer, han vuelto a establecer contacto y ahora intentarán llegar a un acuerdo comercial.
La Casa Blanca lo ha anunciado con bombos y platillos, y el propio presidente estadounidense ya dijo que reducirá lo aranceles a China, aunque en juego de palabras anticipó no serán a cero pero…
Acompañado por más de 20 jefes de Estado, Putin reivindicará, en medio de una tensión, una fecha histórica que a últimas fechas ha vuelto a colocar al nazismo en un primer plano, contradictoriamente con fuerza en la propia Europa, donde parece volver a hacerse presente.
Hace 79 años, la URSS puso fin al nazismo en Alemania, logrado a costa de 27 millones de vidas rusas.
Sin embargo -paradoja de nuestra época- hoy esa victoria incomoda a muchos, y en el corazón de Europa se han vuelto cada vez más visibles discursos radicales que tratan de presentarse como “normales”, símbolos reciclados, crímenes de odio en alza y un silencio institucional que inquieta.
No es casual que países que fueron liberados por el Ejército Rojo hoy nieguen o relativicen ese hecho histórico conseguido por Rusia, en aquel entonces la URSS.
En este contexto, ¿qué pasará si Trump aparece allí? ¿Y si, antes de eso, sellara un acuerdo con Xi Jinping que desbloqueara el conflicto comercial entre los dos países, y que ha alcanzado niveles de conflicto insospechados?
¿Y si ese día, en esa plaza, se fotografiaran juntos los tres líderes que ya encarnan, desde ángulos distintos, el nuevo mundo que asoma?
No sería una provocación, sería una jugada maestra que no sabríamos a quién atribuírsela.
Trump no tendría nada que perder y sí mucho que ganar. Su figura polémica y disruptiva encontraría en esa escena un lugar en la historia que va más allá de las elecciones de noviembre pasado, donde por segunda ocasión ganó la presidencia de los Estados Unidos.
Se convertiría en un actor clave en la transición geopolítica más trascendental del siglo XXI, conjuntamente con Xi Jinping y Vladimir Putin, y los tres quedarían proyectados por siempre en la historia.
Europa, fragmentada y titubeante, quedaría fuera de juego.
Las élites globalistas que promovieron la guerra en Ucrania para reducir a Rusia, verían con estupor cómo Moscú -lejos de ser doblegada- recobra un liderazgo inesperado.
Y lo hace no sólo con tanques y misiles, sino con estrategia, con diplomacia… y con memoria.
Quizás Trump no llegue a Moscú pronto, pero la sola posibilidad de que ocurra ya es una señal de los tiempos, porque hay escenas que parecen imposibles… hasta que suceden.
Y entonces el mundo ya no será el mismo