FRANCISCO RODRÍGUEZ
¿Un expediente de la DEA? Armenta, Monreal, Haces
Hace unas cuantas semanas me mostraron la imagen de lo que parecía ser la portada de un expediente con una investigación de la DEA estadounidense, por el sello impreso que en ella se mostraba. Me comentaron que formaba parte de un legajo de muchas hojas, donde se veían fotografías, copias facsimilares de cuentas bancarias… y mucho texto no testado.
Llevaba como gran encabezado el nombre de Alejandro Armenta Mier. E inmediatamente abajo, una línea con tipografía de menor tamaño en la que se leía que el sujeto de esa indagatoria estaba relacionado con las investigaciones que la misma Drug Enforcement Administration estaría llevando a cabo a Ricardo Monreal Ávila y a Pedro Haces Barba. Al lado aparecían también varias series de números que, supongo, se referían a la clasificación de las indagatorias.
Un par de meses antes de ver esa imagen, un reconocido abogado que ocupó altos cargos en las dependencias encargadas de la procuración de justicia nos participó a un servidor y a un par de colegas que, en reciente viaje a los Estados Unidos, había tenido oportunidad de reencontrarse con un par de personajes que fungieron como agentes de las agencias estadounidenses dependientes del Departamento de Estado, con quienes había establecido relaciones de amistad durante su encargo público. Y que, por separado, ambos le habían confiado que sí, que allá “en el otro lado” existían varias indagatorias en torno a personajes del partido Morena sospechosos de haber recibido dinero de los narcotraficantes a cambio de protección en la producción y el traslado de sus tóxicos a Estados Unidos y a otros puntos del planeta.
Hoy, luego de que en varias ocasiones Donald Trump, personalmente, y a través de la oficina de prensa de la Casa Blanca ha denunciado que “especialmente ahora” existe una “intolerable alianza” del régimen de Cuarta… Transformación con el crimen organizado, escalando así los anteriores señalamientos del jefe del Comando Norte del US Army, de congresistas, como lo fue en su momento el ahora secretario de Estado Marco Rubio, quienes declararon públicamente que “un tercio del territorio nacional está controlado por los narcos” –el general Glen VanHerk dixit en 2021 ¡y se quedó corto!–, en tanto que el primero, como senador y presidente del poderoso comité senatorial de Relaciones Internacionales acusó a Andrés Manuel López Obrador de haber entregado a México a los cárteles.
Lo anterior mientras se filtraba desde la DEA que el propio AMLO había recibido financiamiento para sus fallidas campañas presidenciales de 2006 y de 2012 de los narcos, lo que hacía suponer que también lo habría tenido en el 2018 cuando, finalmente, llegó a Palacio Nacional. De esos leaks surgió la etiqueta #NarcoPresidenteAMLO que nunca podrá quitarse de encima.
Es un hecho. El gobierno estadounidense quiere que le entreguen a quienes ha investigado y considera narcopolíticos, entre los que se encontrarían Rubén Rocha, Américo Villarreal, Mario Delgado y los señalados al inicio de este texto: Armenta, Monreal y Haces, entre varios más.
Pero también cuente usted al exgobernador priísta de Tamaulipas, Eugenio Hernández –sucesor de Tomás Yarrington, quien sí purga una pena en una cárcel texana–, quien en 2017 fue acusado de los delitos de peculado y operaciones con recursos de procedencia ilícita. Asimismo, fue señalado por las autoridades estadunidenses de lavado de dinero y fraude bancario en aquel país. En agosto de 2023 quedó exonerado aquí tras la resolución de un amparo promovido desde 2018. Pero como Hernández Flores contendió candidato a senador por el Partido Verde, aliado de Morena, en las elecciones federales de 2024… pues no lo han extraditado a EU.
De implicados a cómplices del narco
Durante muchos años se ha tratado de encontrar un origen cierto al proceso irreversible del apoderamiento del Estado por parte de los grupos delincuenciales del narcotráfico. El relajamiento institucional en su investigación y persecución presta bases para la sospecha.
Las autoridades no sólo están infiltradas, sino complicitadas.
La narcopolítica, neologismo similar a los acuñados para designar toda actividad que vincule al narcotráfico, resume los contenidos y alcances de la actual coyuntura nacional.
Sin embargo, los nexos del narcotráfico con la política no son recientes ni tampoco agotan el amplio espectro de articulación de éste con la sociedad.
Desde que Estados Unidos requirió que en las laderas de la Sierra Madre Occidental en Guerrero y Sinaloa se sembraran amapolas para producir opio, necesarísimo para sus heridos y mutilados en la Segunda Guerra Mundial y en el conflicto bélico con Corea, hubo quienes desde los gobiernos priístas supieron aprovechar para su peculio la oportunidad que se les presentaba.
Pero fue a comienzos de los años setenta del siglo XX que los dineros provenientes del negocio de las drogas dieron cabida no solo a la irrupción de un nuevo actor socio económico, sino también a la articulación de importantes sectores de la elite empresarial y política del país con el narcotráfico.
En el campo de la política, los capitales del narcotráfico, desde su aparición, han financiado campañas electorales de integrantes de los ayuntamientos, diputados, gobernadores, senadores y Presidente de la República.
¿A qué se debe entonces que tal relación –ilegal pero consentida tácitamente por la elite política– se constituya en la actualidad en el detonante más importante de la crisis del régimen de Morena en su relación con el gobierno de Trump?
¿Por qué los nexos entre política y narcotráfico, hoy se constituyen en una relación problemática? ¿Cuáles son los contenidos y alcances reales de esta crisis?
Quizá muy pronto lo sepamos.
Indicios
Hasta el momento, Estados Unidos no ha solicitado la entrega de narcopolíticos mexicanos; así lo dio a conocer en su mañanera la presidente Claudia Sheinbaum al ser cuestionada si la Administración Trump le ha pedido lo anterior, luego de la entrega de 29 capos del narcotráfico. “No que tenga conocimiento… son decisiones que se toman, pero no por el gobierno sino por un Fiscal, o por un caso en particular. No nos adelantemos”, enfatizó. ¿Será que ella también espera que sea pronto? * * * Por hoy es todo. Reciba usted mi reconocimiento por haber leído hasta aquí. Le deseo, como siempre, ¡buenas gracias y muchos, muchos días!
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