*Es necesario que los mexicanos modifiquemos nuestra actitud, transformemos nuestro comportamiento, esto requiere de educación, cultura y años. Para ser diferentes e incluir y no discriminar, es requisito aprenderlo de niños, en la casa y las aulas y los templos, de lo contrario todo quedará en palabrerío político
Gregorio Ortega Molina
Diversidad e inclusión
Los humanos somos sectarios y excluyentes por naturaleza y, no debemos olvidarlo, por seguridad. Esas características nos llegaron con la expulsión del Paraíso, donde permanecíamos seguros y sin ninguna necesidad física ni intelectual, hasta que vencidos por la tentación decidimos conocer la diferencia entre el bien y el mal, la complementariedad entre la mujer y el hombre, y aspiramos a ser como dioses.
No obtuvimos lo primero y mucho menos lo tercero. Somos inseguros por naturaleza, y lo que es diferente o diverso o distinto o vemos como ajeno a nuestra manera de contemplar el mundo, lo consideramos un riesgo, si no inmediato, sí latente.
Desarrollamos más la actitud al miedo y la incertidumbre, que a la seguridad. Creamos toda una parafernalia “cultural” para auto justificarnos en lo que consideramos correcto o no, aceptable o no, y lo que no puede ser admitido porque va en contra de las “buenas costumbres” y nuestros intereses. Somos sectarios, excluyentes con los que no beben agua de la misma fuente que nosotros.
Nada más difícil que aceptar la diversidad e incluirla. No arrinconarla, darle su espacio y abrirnos a sus intereses. Pero, si no lo hacemos con los de diferente ideología o manera de ser y ver el mundo, ¿cómo lograrlo con los que quieren vivir de acuerdo a lo que traen adentro, a lo que sienten y creen necesitar para vivir su vida en plenitud? A riesgo de parecer políticamente incorrecto, he de subrayar que la única organización electoral que colindó con la inclusión fue el PRI, pero dicha tentación desapareció cuando se excluyeron entre ellos mismos, cuando dejó de ser el gobierno de las mayorías para servir a intereses ajenos a los mexicanos de a pie y a la patria.
mexicolectivo enumera seis temas e intenta ofrecer igual número de soluciones. Todas cortas, fallidas, porque esa actitud sectaria con la que actuamos es inherente a nuestra condición de mexicanos, a esa cultura despectiva para zaherir sin reparos y soltar el “pinche indio” sin el menor rubor.
Busca la igualdad sustantiva, considera la niñez, adolescencia y juventud, retoma nuestro ancestral comportamiento con la población indígena y afromexicana, ante las personas con discapacidad, las poblaciones de la diversidad sexual y de género (LGBTTTI+) y las personas mayores.
Estos son temas que entorpecen la toma de decisiones de los gobiernos, de los capitanes de industria, de las iglesias. El feminismo no es un accidente ni una pose, es una respuesta a un comportamiento abusivo, y podemos continuar de igual manera en los otros dilemas. ¿Cómo resolverlo?
Es necesario que los mexicanos modifiquemos nuestra actitud, transformemos nuestro comportamiento, esto requiere de educación, cultura y años. Para ser diferentes e incluir y no discriminar, es requisito aprenderlo de niños, en la casa y las aulas y los templos, de lo contrario todo quedará en palabrerío político.
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