(Cuarta y última parte)
Pablo Cabañas Díaz
El desafuero de Andrés Manuel López Obrador, le dio a Porfirio Muñoz Ledo el pretexto ideal para romper con el entonces presidente Vicente Fox y volver a la izquierda, pero el regreso no fue fácil. Pagó su aventura foxista con una rechifla memorable en la plancha del Zócalo el día de la marcha contra el desafuero –24 de abril de 2005– que congregó a medio millón de personas, ante las cuales Andrés Manuel le pidió de manera imprevista dar un mensaje. Pero, como en otros momentos de su trayectoria, Porfirio se acomodó emulando una estrategia usada por la izquierda francesa: “radicalizarse para recuperar la confianza”, según le confió a Manuel Camacho. En 2009, con Jesús Ortega al mando, el PRD tuvo uno de sus peores resultados electorales: 12%. Una de las razones de dicho resultado: López Obrador se alejó del sol azteca después de la elección interna de 2008 y construyó una estructura electoral a través de lo que hoy se conoce como Morena.
Esa realidad fue ignorada por Muñoz Ledo quien con Enrique Peña Nieto como gobernador del estado de México y como presidente tuvo a su cargo el programa de televisión Bitácora Mexicana que se transmitía por el canal 34.1 de TV Mexiquense. Llegó la elección presidencial del 2018, habían pasado 18 años, del reencuentro con López Obrador, del que nunca logró pertenecer a su primer círculo. Para López Obrador, era una figura poco confiabler. Había ocupado posiciones centrales en los gobiernos priístas en abril del 2007, fue “consultor” en la reforma del Estado de la Comisión Ejecutiva de Negociación y Construcción de Acuerdos (CENCA), una iniciativa promovida por Manlio Fabio Beltrones en el Senado de la República. El “proceso de reforma del Estado” fue el pretexto para dar empleos y distraer a figuras opositoras de cierto peso. Más tarde, se convirtió en coordinador del Frente Amplio Progresista el 8 de enero de 2008 y en diputado del PT en el 2009. De esa época surgió un libro polémico: “La vía radical, una vía para refundar la República” (Grijalbo, 2010), en el que insiste en la necesidad de instaurar la revocación de mandato y cambiar hacia un régimen semi presidencial o parlamentario.
Fue Mario Delgado, quien en pocas palabras, expresó que la alianza histórica entre Porfirio Muñoz Ledo y Andrés Manuel López Obrador era una ficción, se le acusó de haber sido empleado de Vicente Fox , Miguel Ángel Mancera y Enrique Peña Nieto. Con López Obrador, en la presidencia, Porfirio trató de reelegirse como presidente de la Cámara de Diputados, buscó presidir Morena, ser embajador de México en Cuba pero sus iniciativas fracasaron y al no poder hacerlo creó un membrete llamado: Frente Amplio en Defensa de la Constitución, para respaldar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación y a los órganos autónomos, como el Instituto Nacional Electoral y al Instituto Nacional de Acceso a la Información. En sus últimos días, fue uno de los más férreos adversarios de López Obrador.