Teresa Gil
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Ahora resulta que aparte de los ya presentes, el PAN y el PRI- y un PRD colado-, Texcoco es una plaza tomada por la inquina. Y lo es, porque se vuelve fundamental en la conservación y el saqueo del país. Ahí se concentra lo que más les duele y que buscan destruir: la imagen de un partido que los está rebasando. Los partidos cuyos intereses están en contra de Delfina, tienen en Texcoco otros aliados en sectores de la ultraizquierda entre los que se encuentran personas cercanas al encapuchado ex comandante Marcos. Muchos de ellos, pasando sobre la maestra Gómez, enfocan sus diatribas directas contra AMLO, porque es el enemigo a vencer. Es muy curioso que de 125 municipios que tiene el Estado de México, Texcoco haya sido el más mencionado en ese afán truculento en el que coinciden -a falta de otras ideas-, varios candidatos a la gubernatura. Pero en ese perol que hierve a borbotones, se mezclan antiguos rencores y venganzas de ex candidatos del PRD desechados por AMLO en campañas municipales, el odio persistente contra el tabasqueño del vocero zapatista, expresado de muchas maneras y retomado por simpatizantes, y antiguos amasiatos personales entre políticos y vecinos de la localidad. Muchos de los datos contra Morena han salido de ahí y el PRI y el PAN los han aprovechado a su interés. AMLO aparece como el que sembró vientos y está recogiendo tempestades. Resulta contradictorio y lamentable a la vez, que en esa sed de venganzas, antiguos agredidos por el gobierno de EPN en el caso Atenco en 2006, coincidan en los ataques para enfrentar a AMLO. Lenin tenía razón: derecha y ultraizquierda se unen en conveniencia. El estado de México con más de 16 millones de habitantes, es un venero de riquezas en muchos sentidos, aunque son las materiales las que le interesan conservar al PRI. Su riqueza cultural e histórica rebasa en mucho a las de otros estados. Tiene en su lista nada menos que a los dos grandes poetas de las épocas precolonial y colonial. Nezahualcóyotl y Sor Juana. Ambos perseguidos, al primero (biografía en línea) le mataron a su padre y a otros miembros de su familia cuando solo tenía 16 años y tuvo que enfrentar a sus enemigos, como ahora en la era moderna lo hacen los políticos perseguidos. Y a Sor Juana la enmudeció el poder eclesiástico, como ahora a base de agresiones y de muerte, otros poderes enmudecen periodistas. Texcoco, que viene a ser el municipio número catorce o quince, en población – 241 mil-, posee alrededor de 60 comunidades o delegaciones que en realidad son pueblos totalmente urbanizados, algunos de gran belleza y de valor histórico y turístico. Su fundación la remontan al período clásico y ya en la época de la dominación española fue un centro importante de la colonia, que dejó su huella en un escudo (1551), de aquel rey español que decía que en su imperio no se ponía el sol. Su época de oro la vivió con el gobierno del rey poeta, que lo ejerció durante cuarenta años, en etapa que la historia recoge como próspera y abundante en cultura, desarrollo de las artes, en valores arquitectónicos y la aplicación de la justicia. Delfina, una maestra, ex presidenta municipal, debe sentirse orgullosa de tener como antecedente en su gobierno (2013-2015) a ese hombre fascinante. Lo que representa el municipio y su capital situada a 28 kilómetros del Centro Histórico de la Ciudad de México, en su trayectoria, su potencial como centro de concentración agrícola y comercial, como dueño de monumentos coloniales, serranías, montañas históricas y sede de la importante Universidad de Chapingo, no les interesa al PRI, al PAN y al PRD, que junto con Morena han cogobernado en el Edomex, estos tres últimos en municipios. Lo que les interesa a los tres primeros es desbalancear el ascenso de Morena y en el caso del PRI lanzar todos los recursos para apabullar con su saña a AMLO: son valores a distancia luz de aquellos a favor del ser humano, que promovía en su famoso poema Nezahualcóyotl, el texcocano:
Amo el canto del cenzontle
pájaro de cuatrocientas voces
Amo el color del jade
y el enervante perfume de las flores
pero amo más a mi hermano, el hombre
