jueves, marzo 28, 2024

LIBROS DE AYER Y HOY: Dalí exhumado y la persistencia de la memoria

Teresa Gil

laislaquebrillaba@yahoo.com.mx

 

La quiromántica, especie de sibila española María Pilar Abel, no anda muy errada cuando piensa que Salvador Dalí puede ser su padre. Las profetisas han ejercido una extraña fascinación en los grandes pintores y el que alguien como el pintor de Figueras (1904-1989) engendre a una, es la decantación de su deseo. Hay que recordar que Rafael, tanto como Miguel Ángel pintaron  sibilas, profetisas, en  sus grandes obras y este último lo hizo nada que menos que en La capilla Sixtina en  el Vaticano. La acción para pedir que Dalí fuera exhumado ante  la creencia de María Pilar de  que es su progenitor generó un  conflicto de leyes, la  del patrimonio nacional artístico español y los derechos civiles de las personas. Pero además, si el ADN resulta cierto, el conflicto será de intereses. ¿A quien  pertenecen los bienes de un gran artista que hasta este momento han sido administrados por la Fundación Gala-Dalí?  Las leyes de la herencia en España tendrán que definir la situación, si se parte de que en ese país, los parientes siempre tienen  un porcentaje de  la herencia, cosa que no sucede en México  por ejemplo, en donde una persona puede desheredar con la mano en la cintura al hijo pródigo o a la madre que no la quiso, sin que el derecho se oponga. La exhumación escandaliza a muchos más cuando se trata de un  personaje, pero esa misma exhumación se produce cuando un personaje histórico es sacado de su cripta original para ser llevado a una de mayor categoría. Sucedió por ejemplo con los elegidos del monumento de la Revolución en  donde se les coló  a los circunspectos y muy justamente, el centauro del norte Francisco Villa, que fue sacado de su tranquila tumba de Parral. Calderón sacó a pasear a los héroes de la independencia y ante su falta de cordura tuvo que regresarlos a su nicho permanente. Un caso de misoginia se dio con María Félix, exhumada porque uno de sus hermanos que disputaba la herencia acusaba al heredero legítimo de haberla envenenado. No recuerdo a nadie que haya protestado como ahora se está haciendo con  Dalí, ni que defendieran su descanso, pese a ser considerada una gloria nacional. La exhumación no demostró nada, pero la que fue considerada la mujer más bella del mundo fue exhibida en su decrépito final, sin  necesidad alguna, por la ambición de un  tipo. El caso recordaba  la exhumación de ficción en La dama de las camelias, cuando Armando Duval contemplaba agobiado, a la que fue la hermosa Margarita Gautier, para algunos en la vida real madame Duplessis y ver sobre todo su hermoso cabello aún brillante, desprenderse de un cráneo sin vida. A María Pilar le debe interesar mucho conocer su ascendencia paterna. A muchos que conocieron y saben la verdadera historia de Dalí, les causaría molestia. Dalí fue un franquista convencido  prófugo y traidor de las ideas que alguna vez compartió con  Luis Buñuel y Federico García Lorca, quienes prosiguieron hasta el final con sus posturas progresistas y de izquierda. Para la película El perro andaluz (1928) Dalí y Buñuel hicieron un  largo guión que han  publicado múltiples editoriales, entre ellas Editorial Planeta y Siglo XXI. Se trata, la película, de una de las obras clásicas del surrealismo, remasterizada en 1960, la misma que se expresa en los casi 600 planos que tiene el filme, todo disociado, incoherente, como la expresión de un sueño, que  así se pretendió expresar. Filme que ha merecido centenares de críticas y alusiones y es considerada una obra maestra, destaca como puntos icónicos, la extracción del ojo de una mujer -Buñuel en ese papel aterrador- y la mariposa con rostro de calavera que suele usarse aún en  algunos filmes. El pintor hizo el papel de un seminarista. La quiromántica quizá leyó en sus propias palmas que Dalí es su padre. Pero si resulta cierto no le gustaría leer la opinión que de él dejó Buñuel, cuando aquel le propuso hacer la segunda parte de El perro andaluz. En la persistencia de la memoria, como el nombre de  aquel cuadro que Dalí pintó en 1931, el gran cineasta sostuvo: “Cuando pienso en él, me es imposible perdonarle su exhibicionismo ferozmente egocéntrico, su cínica adhesión  al franquismo y sobre todo  su odio declarado a la amistad”

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