Gregorio Ortega Molina
*El desmantelamiento paulatino del poder presidencial favoreció la aparición de organizaciones ilegales que <<contribuyen>> a mantener una supuesta norma legal que nadie respeta ni cumple, cuando la obligación del gobierno es observarla. Este es el verdadero desafío para los electores: recuperar el orden constitucional.
El imaginario político me lleva a ver en los postulantes a la silla del águila, bureles de media casta, burriciegos, que se dejan llevar por el engaño del ineludible combate a la corrupción, cuando el origen de ésta y de todos los profundos problemas que confrontan a los mexicanos y favorecen su encono contra el gobierno, está en el modelo de desarrollo elegido en 1982: 35 años ya de profundizar las diferencias.
Por el momento el costo de la corrupción es soportable, lo que ya no se resiste son las consecuencias de la globalización y el libre mercado: violencia de horror, sofisticada y selectiva; incumplimiento constante del mandato constitucional, inseguridad en lo elemental de la vida: vivir. También han atizado la confrontación social y el desmoronamiento de las instituciones por descrédito de quienes las administran.
¿Qué esperamos a cambio de nuestro sufragio? Insisto en la observación original formulada el lunes: los políticos y los poderes fácticos que administran el Estado y los tripulan, han hecho de esta elección un plebiscito o referéndum sobre el modelo impuesto. El cambio de régimen no puede ser una oferta de teatro Kabuki, imposible que sea un regreso al peor de los corporativismos y a la simulación de la partidocracia.
La conformación de las listas de plurinominales al Congreso sólo muestra encubrimiento, un deseo de continuar con el desgaste y la decadencia de un presidencialismo que no resuelve ni se transforma.
Snyder refiere al lector a estar atento a los signos de odio, acá es el lenguaje de la imposición, por mis pistolas, o del cambio para desahogar el rencor que han cultivado entre mexicanos desde el resultado electoral de 2006. Después de la oferta de reconciliación nacional, llegaron los PRIetos que ya no aPRIetan. Incontenible la estulticia de algunos de los participantes en la contienda por lo que queda del poder presidencial.
“La vida es política, no porque al mundo le importe cómo te sientas tú, sino porque el mundo reacciona a lo que tú hagas. Las mínimas decisiones que tomamos son en sí una especie de voto, y hacen más o menos probable que se celebren elecciones libres y justas en el futuro. En la política de lo cotidiano, nuestras palabras y nuestros gestos, o su ausencia, son muy importantes…
“Cuando los líderes políticos dan mal ejemplo, el compromiso profesional (nuestro como electores) con las buenas prácticas adquiere mayor importancia”.
Regresemos, combatir la corrupción no resuelve el impasse en que la partidocracia ha colocado a la nación. ¿Qué origina esa plaga que nos devalúa como seres humanos, en nuestra dignidad, ética y manera de vivir?
El hecho de que decidieran dar por terminado el proyecto de la Revolución, que ya no tiene boleto de regreso, y no se atrevieran a sustituirlo, sino que permitieron que se los impusieran, lo que provocó el desmantelamiento paulatino del poder presidencial, favoreció la aparición de organizaciones ilegales que <<contribuyen>> a mantener una supuesta norma legal que nadie respeta y nadie cumple, cuando la obligación del gobierno es acatar el mandato de la ley.
Este es el verdadero desafío para los electores: recuperar el orden constitucional.
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