Por Mouris Salloum George*
Esa rotunda afirmación no es de ya sabes quien. Se entrecomilla el título porque la exclamación textual salió de labios de Fauzi Hamdam Amad. Figura pública, por el PAN fue senador, dos veces diputado federal y una vez representante a la Asamblea Legislativa del Distrito Federal. Fue rector de la Escuela Libre de Derecho.
El semanario Proceso lo entrevistó en noviembre de 1996: Hamdam le dijo a la publicación: El verdadero propietario de Teléfonos de México es Carlos Salinas de Gortari.
Ya como ex presidente, Salinas de Gortari defendió la privatización de Telmex. Dijo que el producto de su venta al corporativo Carso ingresó a la Tesorería de la Federación de la Secretaría de Hacienda. Fue tan abundante el pago de Slim que ayudó a desplomar la deuda interna en un más de un 17 por ciento. Si él lo dijo.
El pago por Teléfonos lo recibiría el titular entonces de Hacienda, Pedro Aspe Armella, el operador de la entrega a particulares del sistema de banca y crédito, iniciada en mayo de 1990. Va a ser de ese acontecimiento 28 años.
La rebelión de diciembre de 1990
Pero, en diciembre de 1990, se produjo otro subversivo hecho: En los cubículos del Palacio Legislativo de San Lázaro empezó a correr como reguero de pólvora (literalmente) la versión de que, sigilosamente, Aspe Armella entregó a Carlos Slim Helú el dominio de la empresa telefónica entonces administrada por el Estado.
La bancada parlamentaria del Partido Popular Socialista (PPS), coordinada por el diputado Francisco Ortiz Mendoza, exigió al pastor priista Guillermo Jiménez Morales solicitar con urgencia la comparecencia del secretario de Comunicaciones, Andrés Caso para que explicara la operación. Obviamente, se denegó la solicitud.
Pero la cosa no paró ahí: Los propios diputados del PRI se sublevaron en contra del ex gobernador poblano Jiménez Morales. No todos, ciertamente, pero un grupo beligerante encabezado por Demetrio Sodi de la Tijera. Al tiempo, Sodi renunció al PRI.
La especie de que Salinas de Gortari era el verdadero propietario de Telmex siguió flotando en el aire hasta que la suscribió públicamente Hamdam Amad.
Luego vino la conversión de deuda contingente en deuda pública
Aquella fue la histórica legislatura LIV, la que nombró presidente a Salinas de Gortari en 1988. Con Ernesto Zedillo fueron dos legislaturas. De una de ellas formó parte Dionisio Meade García de León.
Tocó a esa legislatura liquidar el Fondo Bancario de Protección del Ahorro (Fobaproa), pero no sus cuentas. La podrida barriga de ese ente se depositó en el Instituto para la Protección del Ahorro Bancario (IPAB). La iniciativa la avaló don Dionisio con la firma de otros nueve legisladores. La deuda contingente del Fobaproa fue convertida en deuda pública.
Un hijo del ex diputado Dionisio fue colocado en una de las direcciones del IPAB: Se llama José Antonio Meade Kuribreña.
A lo largo de más de dos décadas, los contribuyentes cautivos han pagado ya más de dos billones (billones) de pesos por las cuentas acumuladas en el IPAB. Sobre eso, les falta por pagar todavía un 65 por ciento del déficit, más lo que se acumule la siguiente semana.
De todo lo dicho, surge una pregunta: ¿Por eso los del grupo dominante no quieren ajustar cuentas con su pasado? Es pregunta.
*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.