viernes, abril 19, 2024

DEL ABSURDO COTIDIANO: 2 de octubre no se olvida. Granaderos agreden a estudiantes del Politécnico

Francisco Medina

El viernes 26 de julio se realizó la marcha convocada por la FNET con la participación de alrededor de 2 mil estudiantes. A unas cuantas cuadras se llevaba a cabo otra manifestación para conmemorar el aniversario de la toma del Cuartel Moncada con el que se inició la Revolución cubana. Esta actividad fue convocada por la CNDE, organización estudiantil dirigida por el PCM. Ambas manifestaciones tenían el permiso del DDF.

Mientras la CNED llevaba a cabo su programa en forma pacífica y de acuerdo con lo permitido por las autoridades del Departamento del Distrito Federal la FNET marchaba desde la Ciudadela hasta el casco de Santo Tomás.

Ante la poca asistencia registrada a la marcha convocada por la FNET, los politécnicos  decidieron dirigirse al Zócalo y protestar frente al Palacio Nacional, al grito de ¡Zócalo… Zócalo! Con el propósito de dirigirse a ese lugar [nunca antes ninguna marcha había llegado al zócalo].

Los de la FNET iniciaron el secuestro de camiones, pero al hacerlo, rebasaron “las pretensiones, capacidad y compromiso” del líder José Rosalio Cabreros, quien asustado llamó por teléfono al licenciado González Guevara para informarle que su “manifestación había concluido en forma satisfactoria y que, inclusive, había rechazado a un grupo de 200 agitadores. Sin embargo, Cabrero le advirtió al secretario del DDF que “algunos” exaltados se dirigían al Zócalo para celebrar un mitin.

Previa consulta con el general y licenciado Alfonso Corona del Rosal, González Guevara ordenó el envío del cuerpo de  Granaderos, quienes se apostaron en las calles laterales de acceso al Zócalo, “emboscados” en Palma.

Al darse cuenta del gran despliegue policíaco en las calles vecinas varios estudiantes trataron de evitar que la marcha siguiera, pero la indignación estudiantil era muy grande. Al llegar los politécnicos al cruce de Palma con Tacuba, fueron agredidos y bajados de los camiones por la fuerza. Algunos estudiantes lograron escapar y fueron hacia el Hemiciclo a Juárez, donde se desarrollaba el mitin de la CNED. Ahí denunciaron que los politécnicos eran agredidos por los granaderos y esto causó indignación entre los presentes. Inclusive, los oradores expresaron la necesidad de acudir en ayuda de los compañeros agredidos. Entonces, todos se encaminaron al Zócalo.

El choque fue inminente y el enfrentamiento entre policías y estudiantes duró varias horas, la policía realizó una represión despiadada, los estudiantes fueron perseguidos y golpeados sin piedad, convirtiéndose el centro de la ciudad en un verdadero campo de batalla.

En la esquina de Madero y Palma, donde los granaderos permanecían “emboscados”, nuevamente se armó la pelea. En este caso, al cuerpo regular de la policía ya se le habían sumado los de la Preventiva y la Secreta y no se conformaron con disolver a los grupos, sino que se dedicaron a perseguir a los estudiantes hasta la Avenida Juárez, donde los coparon con la ayuda de un mayor número de granaderos y los golpearon de manera salvaje e inmisericorde.

Para defenderse, los estudiantes desprendieron losas del piso y consiguieron piedras de donde les fue posible y con ellas contestaron en forma desesperada y angustiosa a la agresión de todas las policías del Distrito federal.

Los estudiantes integraron nuevos grupos y convocaron a una segunda manifestación de protesta, mencionándose que participarían más de 150 mil alumnos del IPN, UNAM, Chapingo y universidades particulares.

El balance de los del Politécnico fue que hubo 8 muertos, 500 heridos y 200 detenidos. La policía declaró haber detenido a 76 personas y el Regente Alfonso Corona del Rosal negó que hubiera muertos.

Al mismo tiempo que se desarrollaban los acontecimientos, agentes del Dirección Federal de Seguridad del Servicio Secreto ocupaban las oficinas del Comité Central del PCM y los talleres de su órgano periodístico ‘La Voz de México’; ahí mismo aprendieron a algunos miembros del Partido, a otros en sus domicilios y otros más en lugares alejados de los acontecimientos. Pretendían hacerle creer a la opinión pública que fueron ellos los que provocaron el enfrentamiento.

 

(Referencias: Diario Excelsior, El Universal, revista Por Qué?)

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