Jorge Meléndez Preciado
Todavía el primero de diciembre, como parte de los opositores a López Obrador, Vicente Fox echaba rayos y centellas contra el que llamó despectivamente: Lopitos. Antes incluso había dicho que le dejaran al de Tabasco para que el de Guanajuato lo metiera al orden, le indicara cuál era su función y hasta lo tiraría sino atendía sus insultos.
Pero una información proporcionada por Carlos Loret (El Universal y Sin Embargo, 5 de diciembre) ha vuelto mudo al hablantín que al final de su pésimo sexenio había dicho claramente: “ya no sé lo que digo; hablo tonterías”. Pero ello fue lo común del esposo de Martha Sahagún, recordemos el “comes y te vas” a Fidel Castro.
Que lo hizo guardar ominoso silencio, el que descubrieran que tiene ligas con 13 empresas, ha obtenido 700 millones de pesos de ganancias, no pagó impuestos por dicha cantidad y es investigado por la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), de Santiago Nieto, por lavado de dinero.
Recordemos que cuando llegó a la presidencia de la República, Fox dijo que tenía 10 mil pesos en el banco y deudas en varias de sus empresas, según recordó la periodista Anabel Hernández. Nunca declaró su fortuna al salir de su cargo la cual aumentó, igual que la de los hijos de Martha, los hermanos Bribiesca, que hicieron negocios turbios en Pemex e Infonavit. Vicente realizó acuerdos con Peña Nieto en su Centro Fox dizque para capacitar políticamente a priistas.
En fin, que a quienes una buena cantidad de izquierdistas apoyaron para llegar a ser jefe del ejecutivo es una fichota. Y ante ello los antiguos progresistas que incluso fueron sus empleados de lujo se han quedado con la boca cerrada.
El tiempo, siempre, pone a todos en su lugar.
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