domingo, octubre 13, 2024

Uso de cinturones de castidad, ¿una mentira histórica?

CIUDAD DE MÉXICO, 15 de marzo (AlMomentoMX).- La imagen de la damisela protegida por un cinturón de castidad en la Era Media es una mentira histórica, se trata de un mito surgido en el siglo XVIII para ejemplificar el oscurantismo de esa época. Al menos ese es el argumento de la exposición “Historias secretas del cinturón de castidad. Mito y realidad”, que se presenta en el Museo Katona József de Kecskemét, en Budapest.

En la muestra, abierta sólo para mayores de 16 años, se exponen veinte ejemplos de estos cinturones y otros materiales para explicar cómo nació este mito durante la Ilustración y cómo evolucionaron estos objetos.

En la muestra, los visitantes pueden aprecias brutales objetos de metal con candados y orificios protegidos por dientes de metal ante los que la primera pregunta que surge es como podían sobrevivir a ellos sus supuestas usuarias.

“El mito del cinturón de castidad surgió durante la Ilustración para señalarse como la contrapartida de la oscura Edad Media”, explica Katalin Végh, subdirectora del Museo Katona József. Incluso la Gran Enciclopedia Francesa, editada a partir de 1751, aseguraba que en la Edad Media el uso del cinturón estaba generalizado, lo que contribuyó a dar por cierto este mito.

De hecho, hasta una época tan reciente como la década de 1990 se consideraba aún como un hecho que en Edad Media y durante las distintas cruzadas se obligaba a las mujeres a usar esos aparatos para asegurar su fidelidad durante la ausencia de los esposos.

No sólo en la cultura popular, sino que también artículos científicos y los propios museos alimentaron un mito que choca contra el sentido común. Con sólo observarlos queda claro que el uso de estos objetos causaría heridas, incluso mortales, por el contacto con el metal y que son incompatibles con la higiene personal, por lo que causarían infecciones. Aparte de que los candados que los cierran pueden abrirse fácilmente, anulando su supuesta misión protectora.

Pese a ese desafío a la lógica, museos como el British Museum de Londres o el Germanisches Nationalmuseum de Núremberg (Alemania) siguieron exponiendo sus respectivas colecciones de cinturones de castidad hasta la segunda mitad de la década de 1990. A partir de este momento, el interés de la ciencia se centró en determinar la época de fabricación de estos objetos, “algo que con un simple análisis de material se puede averiguar”, dice Végh. “Resultó que todos estos objetos eran falsificaciones del siglo XIX”.

El mito del cinturón de castidad tiene también su origen en los textos de la Roma clásica que hablan de cintas, cinturones y cuerdas de castidad, o de Venus, que, según los investigadores actuales, no son más que símbolos y no descripciones de objetos reales.

“Son símbolos de la virginidad o castidad”, subraya Végh, que agrega que “si alguien se ponía el cinturón de castidad significaba que esa persona era inocente”.

Varios investigadores, como Benedek Varga, director del Museo de Medicina Semmelweis de Budapest (del que provienen los objetos expuestos), han cuestionado todo este mito, realizando investigaciones históricas, literarias y científicas. La conclusión: en la literatura medieval, incluso en autores de textos eróticos como Boccaccio o Rabelais, el cinturón de castidad aparece muy pocas veces y siempre con un claro sentido simbólico.

Incluso, el propio Museo Semmelweis reconoce esa responsabilidad de los museos en la creación de este mito y afirma que estas instituciones no sólo conservan el pasado sino que a veces también crean una historia imaginaria.

Pero lo que era un mito se convirtió en realidad siglos más tarde, cuando a finales del XIX la masturbación era vista como un pecado ante el que el cinturón era un remedio. Hay constancia de que hasta los primeros años del siglo XX se presentaron varias patentes de diferentes cinturones de castidad, cuya misión era evitar que los jóvenes se masturbaran.

Estos cinturones “modernos”, en los que el cuero sustituye al metal, también servían o pretendían servir para proteger a las mujeres de violaciones, en un momento en el que se iban incorporando a espacios que habían sido hasta entonces exclusivos de los hombres, como las fábricas.

Actualmente, los cinturones de castidad se comercializan generalmente para prácticas de BDSM o para hacer realidad cualquier tipo de fantasías. Por ejemplo, en abadolfashion.com cualquiera puede hacerse con uno de acero quirúrgico con borde de goma flexible.

AM.MX/dsc

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