Roberto Vizcaíno
¿En verdad tenían que verse personalmente Joe Biden y Andrés Manuel López Obrador?
¿Para qué si ninguno de los dos tiene la menor empatía con el otro?
Ambos tienen una visión de la vida, de la política, de su momento, de uno y otro no opuesta, sino absolutamente distinta.
Además, hablan idiomas diferentes. Simplemente no se comunican. Ni tienen interés en hacerlo. Uno y otro necesitan de intérpretes.
Así el encuentro en Washington el martes fue no un fracaso. Simplemente no tenía nada que decirse.
AMLO y doña Beatriz fueron dejados fuera de la Casa Blair, a donde se hospeda a presidentes amigos; no fueron recibidos por Biden y su esposa a las puertas de la Casa Blanca, sino por el Jefe del Protocolo. Luego de una inútil conversación en el Salón Oval, no fueron invitados a un brunch en los jardines de la Casa Blanca como suele ocurrir en este tipo de visitas; y con eso se dio por concluido el encuentro con AMLO ya que luego Biden salió a un viaje por Medio Oriente y dejó al mexicano en segundas manos.
Hay que decirlo. Para Joe Biden AMLO fue un enfado. Para AMLO Biden fue apenas una nueva oportunidad para enviarle un mensaje a sus chairos y simpatizantes nacionales.
La profunda problemática bilateral -la inseguridad que plantea México a inversiones de EU, al TMEC, a turistas y ciudadanos norteamericanos, a su frontera sur; el amplio y profundo tema migratorio que viven ambos países; la amenaza a la democracia que plantea una crisis de gobernabilidad en México por los embates del Presidente mexicano que ataca y debilita todos los días a medios informativos, periodistas, partidos políticos, instituciones electorales, empresarios, empresas, etc etc- no fue siquiera planteada en ese encuentro.
La rala visita del tabasqueño y su esposa no dio más que para un rápido desayuno –ham and eggs– con la vicepresidenta Kamala Harris y un encuentro de una hora en el despacho Oval de Biden, quien se burló abiertamente de las lentitudes de López Obrador al comentar su sorpresa de ver que una reportera grabó sin parpadear ni mover su celular los 40 minutos del muy pausado discurso del mandatario mexicano.
Al bromear con la reportera el demócrata estaba burlándose de las lentitudes de AMLO.
Al final de la visita, la nada. Cero resultados y alcances.
¿Verse? ¿Cómo para qué…? Ni para buscar responsables de eso.
CON O SIN ALITO, LA ALIANZA VA: MARKO CORTES
Luego de que Ricardo Monreal reveló que alguien de la Alianza Va por México integrada por PAN, PRI y PRD lo buscó frente a la posibilidad de que se salga de Morena, Marko Cortés presidente del PAN aclaró que para el zacatecano no hay puertas abiertas en esa alianza.
Frente a la creciente campaña de Estado que vive Alejandro Moreno, líder nacional del PRI, indicó que con él o sin él la Alianza Va por México continuará unida y adelante.
El futuro de la Alianza, explicó el líder panista, no sólo tiene que ver con los comicios del 2023 y 2024 sino con otras muchas batallas por dar, como es la defensa del INE y en contra de la militarización del país.
Respecto del caso de “Alito”, sintetizó: en este asunto “el respeto al partido ajeno es la paz”.
En cuanto a Monreal, explicó que el PAN y la coalición Va por México aceptarían a quienes busquen corregir el rumbo del país, pero no a quienes buscan acomodo por intereses políticos personales como sería evidentemente lo de Ricardo Monreal.
Al igual que Alejandro Moreno en el PRI, Marko Cortes enfrenta reclamos internos en su partido de renuncia para renovar dirigencias. El michoacano afirma como “Alito” que sí, que cómo no, que él está abierto a escuchar a todos, pero que para irse se requiere de cumplir mandatos legales, tiempos, y un amplísimo consenso interno y de una mayoría calificada.
“Estamos escuchando a la militancia en este momento, estamos en ese proceso y como he dicho, estamos en la apertura de dialogar este y los demás temas que sean buenos para el partido o que haya que sean buenos y con esa apertura estaremos abiertos a dialogarlos todos”, concluyó.
O sea, como “Alito”, Marko les dice a los suyos: “tome chango su banana”.
BARBOSA Y ARMENTA LE REVIRAN A MIER
Hace unos días -lo consignamos aquí- el líder de los diputados federales de Morena el expriísta Ignacio Mier presentó denuncia ante la FGR contra Miguel Barbosa, gobernador de Puebla; Santiago Nieto, extitular de la UIF y contra su primo Alejandro Armenta Mier, presidente de la Comisión de Hacienda en el Senado.
Los acusar de filtrar una indagatoria de la UIF que lo involucra en una red de fraude y lavado de dinero por su asociación con Arturo Rueda en el Diario Cambio de Puebla. Rueda está preso por intentar extorsionar al priísta Jorge Estefan Chidiac.
Barbosa salió pronto a responderle Mier. De entrada, dijo que el coordinador de diputados de morena busca ser gobernador de Puebla a pesar de que carga toda una serie de juicios por corruptelas que debiera aclarar.
Armenta dijo por su parte que analiza contra demandar a Mier por violencia política.
Y al igual que el gobernador de Puebla, exhortó a Mier acudir primero a los tribunales donde se ventilan los juicios en su contra para aclarar lo que tenga que aclarar de lo que se le imputa.
Para nadie en Puebla, y en Morena, es un secreto que la querella de Ignacio Mier -un protegido de Mario Delgado líder formal de Morena-, contra el gobernador Barbosa y contra el senador Armenta tiene que ver con el hecho de que el senador es el que presenta mayores apoyos para ser el próximo gobernador en ese estado.
Así de simple.
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