Roberto Vizcaíno
Todavía no terminaba el mega aplauso de su super concentración popular del 1 de diciembre en el Zócalo con que arrancaba el cuarto año de su Gobierno, y Andrés Manuel López Obrador ya resentía las fuertes exigencias y durísimas críticas de la oposición y de su entorno interno.
Desde la Cámara de Diputados, el exsecretario de Gobernación de Fox, y todavía aspirante presidencial, Santiago Creel, le demandaba escuchar a sus contrarios y se encaminaba a entregar por escrito en Palacio esa petición.
Casi a la misma hora del largo discurso del tabasqueño en la Plaza de la Constitución, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas desde una mesa de análisis conducida por Carmen Aristegui calificaba a la actual administración de virtualmente fallida: sin rumbo, sin logros, con graves rezagos, incumplimientos, incremento de la pobreza, sin paz interna, altos niveles de inseguridad-violencia y muerte e incertidumbre.
En una actitud inusual, el Hijo del General le reiteró la crítica a AMLO días después en una nueva entrevista con Aristegui, pero ahora en CNN, y días después en una entrevista con Brozo.
No hay duda de que Cárdenas se deslindó ya de Andrés Manuel López Obrador.
Lo mismo hizo Porfirio Muñoz Ledo durante un acto en el partido Movimiento Ciudadano, en el que el viejo político y diplomático advirtió que López Obrador da síntomas de vivir ya la soledad del fin de su mandato y pronosticó que en los dos años siguientes los mexicanos veríamos el desgajamiento de su Gobierno.
Cárdenas y Muñoz Ledo no solo iniciaron en 1988 el proceso del cambio democrático gracias al cual López Obrador llegó a dónde está, sino que continúan como el emblema de una izquierda intelectual y orgánica que da vida a logros democráticos en el país.
Sus criticas y advertencias son un claro repudio a lo que representa ya Andrés Manuel López Obrador, bajo un régimen claramente populista y antiemocrático.
MONREAL PRESIONA DESDE DENTRO
Es en este claro contexto de un reposicionamiento de fuerzas, de una nueva disputa por la Nación, que Ricardo Monreal ha irrumpido en el universo nada monolítico pero muy autoritario de AMLO para recordarle al tabasqueño que en México hoy no hay espacio ni condiciones para intentos de golpes callistas.
Ya los presidentes no pueden dejar herederos.
Sin romper, sin agredirlo, el zacatecano lo confronta todos los días al recordarle que él va por la candidatura de Morena para el 2024 y que para lograrlo va a buscar modificar los documentos básicos de este partido a fin de instaurar mecanismos democráticos de selección de candidatos como son las consultas ciudadanas.
Así, mientras AMLO necea con lo de lanzar candidatos surgidos de encuestas, Monreal ara en el mar al exigir una y mil veces dejar atrás ese método que sólo crea incertidumbre, dudas y división.
No es que AMLO no escuche al zacatecano, es que él entiende que, si le hace caso, significaría ser vencido. Y a él no lo dobla nadie. Sólo él tiene la verdad y la razón.
En este contexto la sucesión adelantada abierta por el propio López Obrador, entra en una fase en la que todas las fuerzas políticas se inscriben en el proceso y comienzan a lanzar a sus propios aspirantes.
Los punteros son sin duda Marcelo Ebrard, Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López así como el corredor externo Ricardo Monreal, todos por Morena
Por el PAN ya salieron Ricardo Anaya, Marko Cortes, Santiago Creel, Francisco Domínguez y media docena más.
Por el PRI ya se autodestapó Alito Moreno y otros señalan igual a Enrique de la Madrid.
El PRD no tiene aspirantes y Movimiento Ciudadano tiene 4 prospectos: Enrique Alfaro, gobernador de Jalisco; Samuel García, Gobernador de Nuevo León; Luis Donaldo Colosio hijo, alcalde de Monterrey y Mariana Rodríguez, esposa de Samuel y con gran influencia en redes sociales.
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