Ciudad de México.- En el Día Internacional por el Fin de la Violencia contra las Trabajadoras Sexuales, que se conmemora cada 17 de diciembre, organizaciones civiles y trabajadoras sexuales de la Ciudad de México llaman la atención sobre una problemática poco visible: los impactos sociales y económicos derivados de la construcción de la ciclovía en Calzada de Tlalpan, una obra que ha transformado de forma abrupta su entorno laboral.
La ciclovía en Tlalpan transformó un espacio histórico de trabajo
Desde el arranque de la obra, trabajadoras sexuales independientes, trans y cis, que durante años han ejercido su labor en esta vialidad, reportan pérdidas significativas de ingresos, desplazamiento de puntos de trabajo y mayores riesgos. Así lo advierte Tejiendo Pueblos, colectivo cívico que desde 2020 acompaña a este sector en la capital.
Un censo de Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer Elisa Martínez documenta que algunas mujeres han sufrido caídas de hasta 70 por ciento en sus ingresos, una situación que impacta directamente en su subsistencia diaria y estabilidad económica.
Testimonios muestran cómo las obras afectan la vida cotidiana
Sofía, trabajadora sexual trans desde hace 25 años, explica que el impacto no es individual, sino colectivo. “No nada más es a mí, nos afectó a todas, desde trabajadoras sexuales jóvenes hasta mayores”. Relata que hay jornadas completas sin clientes, lo que la obligó a salir de la ciudad para mantener a su familia. “Empezaron a haber días que no me hacía ni un cliente. Hace tres semanas tuve que buscarle por otro lado y me vine a León, Guanajuato, porque mi mamá depende de mí y está enferma”.
Su testimonio refleja cómo una obra urbana puede detonar decisiones extremas, marcadas por la urgencia económica y la falta de alternativas reales.
Las condiciones laborales se deterioran con mayor riesgo en la calle
Rosa, trabajadora sexual cis con casi 20 años de experiencia, señala que la obra no solo redujo la clientela, sino que volvió más complejo el entorno. “Si de por sí, para una trabajadora sexual de 55 años ya es difícil, imagínate con esto de las obras, con los escombros, la arena y la gravilla”.
Ante el tráfico constante, ahora debe extender sus jornadas para reducir riesgos. “Me tengo que quedar más tarde, porque ya cuando baja el tráfico es cuando los carros se pueden parar sin que les estén pitando”, explica, evidenciando un desgaste físico y emocional creciente.
Promesas de apoyo siguen sin cumplirse y crece la desconfianza
Aunque se han sostenido mesas de diálogo con autoridades, las trabajadoras afirman que los apoyos anunciados no han llegado. Sofía es clara “Ningún apoyo de los que hablamos con el gobierno han cumplido; ni despensas ni lo del seguro de desempleo”. Rosa coincide y agrega “Ninguno. Yo pienso que el gobierno debería acercarse a las que ya estamos mayores y darnos algún apoyo, el que sea”.
La cercanía del Mundial 2026 incrementa la preocupación por posibles procesos de reordenamiento urbano. “Nos dijeron que no nos moverían de nuestros lugares, pero dudamos de sus intenciones”, señala Sofía, mientras Rosa cuestiona si las obras buscan bienestar social o solo mejorar la imagen de la ciudad.
Casos como el de Calzada de Tlalpan evidencian que el desarrollo urbano sigue dejando fuera a sectores históricamente marginados, que no piden privilegios, sino ser escuchadas, reconocidas y poder trabajar con seguridad.
AM.MX/CV
