martes, abril 23, 2024

TOQUE DE CRISTAL. Ramón Márquez C.

Sólo dos meses después de la toma de posesión de Donald Trump, se advirtió en todo el orbe que la eventual injerencia rusa en las elecciones estadounidenses derivaría en tremendo escándalo político. Ha sucedido. Pese a estar involucrados varios de sus más importantes colaboradores –incluido Jared Kushner, su yerno- en las pesquisas del FBI, y pese a la subsecuente mano dura del Kremlin en alarmantes casos –como el fallido intento de liquidar al espía Serguéi Skripal con gas nervioso ¡en la propia Gran Bretaña!- que mucho hicieron recordar a los oscuros servicios secretos soviéticos del pasado, la respuesta de Trump fue aceptar la tácita connivencia entre los líderes de dos de los países más poderosos. Un día antes de encontrarse con Vladimir Putin escribió: “La relación con Rusia nunca fue peor gracias a años de tonterías y estupideces de EU, y ahora a la Caza de Brujas Armada -así llama a las investigaciones del FBI-”. Después fue muy, muy lejos, al desautorizar a los servicios de inteligencia y al Departamento de justicia de su país –jamás hecho por un presidente estadunidense-. Dijo después del encuentro en Helsinki: “Putin negó en términos muy firmes y contundentes que el Kremlin hubiera intervenido. Yo le creo: Rusia jamás interfirió y nunca va a interferir en los asuntos internos de Estados Unidos. Incluso me acaba de hacer un ofrecimiento increíble: que las agencias de inteligencia rusas trabajen con sus homólogas norteamericanas en este caso”. ¿Qué esperaba? ¿Aplausos? La ola de indignación en Estados Unidos en contra suya –sin excluir al partido republicano- fue gigantesca; tanto, que ya en casita reculó Trump: “Me expresé mal (…) Quise decir que no veo razón por la que Rusia no estuviese detrás -de la injerencia en las elecciones presidenciales de 2016-” y culpó a la prensa de tergiversar sus palabras. Este es el imbécil que supone que todo mundo es tan imbécil como él. Este es el imbécil que preside a la potencia norteamericana; el imbécil que pretende seguir por ese camino.

Ramón Márquez C.

Artículos relacionados