Miguel Tirado Rasso
mitirasso@yahoo.com.mx
De los escándalos más serios que han
colocado a la Presidenta, Claudia Sheinbaum,
en una posición incómoda y complicada,
el del presidente de la Junta de Coordinación
Política del Senado, Adán Augusto López, lleva mano.
Cuando en el periódico oficial de Morena comienzan a publicarse notas críticas por ciertas acciones o comportamientos de algunos miembros, otrora intocables, de la Cuarta Transformación, podría interpretarse como que el blindaje que protegía a estos personajes, comienza a hacer agua. Habría que reconocer, que se lo tienen bien ganado, porque montados en el poder, la soberbia los ha perdido, hasta cometer imprudencias propias de amateurs de la política.
Coincidencias o no, estas últimas semanas han sido las más amargas para la 4T, por los escándalos de varios de sus próceres. Desde los líderes parlamentarios de las bancadas morenistas en el Senado y en la Cámara de Diputados, hasta el delfín, que no corcholata, todavía, del mismísimo movimiento transformador. Ejemplos sobran, como aquellos gobernadores y legisladores, enemigos de la libertad de expresión, que, en franco abuso del poder, aplican todo el peso de su influencia para someter a sus críticos a indignas sanciones, que más tarde se les revierte por la de andanada de comentarios negativos generados en las “benditas redes sociales”.
Tenemos el caso del presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Gutiérrez Luna y su esposa, la diputada Diana Karina Barreras, mejor conocida como “Dato Protegido”, que para amortiguar el peso de la opinión popular crítica que se les vino encima, decidió endilgarle a Claudio X González, el villano favorito de la 4T, bueno, después de Felipe Calderón, la responsabilidad de haber enderezado una “campaña negra” en su contra, para desacreditarlos, a él y a su esposa.
La cosa es más simple. No se trata de una conspiración en contra de estos legisladores con visos de una campaña “negra”, pues lo que se exhibe provienen de las publicaciones que, en redes sociales, los propios aludidos han difundido. El periodista Jorge García Orozco, autor de los reportajes periodísticos en los que exhibió los costosos gustos de esta pareja, solo añadió el valor comercial de estos bienes y, por tratarse de montos millonarios, la información se convirtió en escándalo.
Hay inconciencia de estos servidores públicos cuya imprudencia está en andar exhibiendo un modo de vida que nada tiene que ver con el ejercicio y la responsabilidad de la función que desempeñan. Y menos, con los principios que rigen la ética de la 4T y que, la Jefa del Ejecutivo se ha empeñado en remachar, para que no haya dudas de cuál es la línea de Palacio. Para que puedan afirmar, con desparpajo, como les gusta, que no son iguales.
De los escándalos más serios que han colocado a la Presidenta, Claudia Sheinbaum, en una posición incómoda y complicada, en un dilema, pues, el del presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, Adán Augusto López, lleva mano. A partir del anuncio de la existencia de una orden judicial para detener al ex secretario de Seguridad de Tabasco, Hernán Bermúdez Requena, acusado de encabezar, presuntamente, al grupo criminal La Barredora, la historia de este mal funcionario se ha desvelado, al mismo tiempo que le complicó la existencia a quien lo nombró en el cargo, cuando era gobernador, su amigo y su notario, de muchos años, Adán Augusto López.
Y vaya personaje que escogió el líder de los senadores de Morena como responsable de la seguridad de los tabasqueños y del combate a la delincuencia en el estado que, entonces, gobernaba. La iglesia en manos de Lutero. Justamente en funciones contrarias al modus operandi del supuestamente jefe de la Barredora.
Tras varias semanas de estar bateando Gerardo Fernández Noroña, el presidente de la Cámara Baja, el reclamo de la oposición para que se discutiera, en ese recinto, el espinoso tema de la relación entre el prófugo de la justicia, Bermúdez Requena, y Adán López, se aceptó el debate. El propio senador López hizo una exposición en la que afirmó no haberse enterado de las malas mañas de su subalterno, no obstante que fue su colaborador durante casi tres años. Vaya conveniente ceguera y sordera.
Resulta difícil de aceptar, lo dicho por el senador. Y, aunque señaló que empezó a tener algo de información sobre el mal proceder de su ex colaborador, cuando fue secretario de Gobernación, tampoco hizo nada, a pesar de que el gobernador que lo sustituyó, Carlos Manuel Merino, había ratificado en el cargo a Bermúdez Requena. Por cierto, el gobernador sustituto, ahora a cargo de la dirección de ASA, ha permanecido callado como momia. Curiosamente, a nadie se la ha ocurrido cuestionarlo sobre las razones que tuvo para ratificar y sostener en la Secretaría de Seguridad, a un personaje tan cuestionado, convertido ahora, en prófugo de la justicia.
Está claro que el desprestigio y las dudas que quedan sobre una posible complicidad entre el senador y su ex colaborador, han aboyado su poder, influencia política y credibilidad. Su permanencia en el Senado representa un alto costo político para la Jefa del Ejecutivo, que pareciera que tendrá que soportarlo un rato más. La influencia del de Palenque, todavía pesa mucho.