Miguel Tirado Rasso
mitirasso@yahoo.com.mx
Otras menciones, como dice la señorita Vilchis
de la sección mañanera, “Quién es quién en las mentiras,”
son ciertas, pero se exagera.
A tambor batiente, el presidente López Obrador rindió su sexto y último informe de gobierno. El escenario, la plancha del Zócalo capitalino, por supuesto. Insustituible lugar para hacer gala de un músculo popular que nadie le disputa y que él disfruta y gusta exhibir. Último discurso, al menos, oficialmente, pues en 25 días más deberá entregar la banda presidencial a su sucesora, para que, como él lo ha mencionado, se retire a escribir en su finca tabasqueña, lejos de la política. Esperemos.
Poco más de dos horas le llevó a AMLO exponer la visión oficial de los logros de su gobierno y precisar el legado que deja a quien lo sustituirá, con el compromiso de continuar su proyecto político. La
audiencia, selecta. Funcionarios, simpatizantes y amigos, complacientes, dispuestos a aceptar, creer y vitorear la palabra del fundador de Morena.
El Mensaje, para el pueblo bueno, el que votó por su candidata y la 4T. Su verdadero destinatario, porque, aún hasta el final, su gobierno no fue incluyente ni aceptó tratos, encuentros o diálogos con sectores discrepantes a quiénes etiquetó como enemigos de su proyecto y los eliminó de su lista. A la oposición formal, ni la vió ni la escuchó. Nunca, en los casi seis años de su gobierno, cruzó palabra con algún dirigente de partido de oposición. La polarización promovida desde Palacio, fue implacable y permanente.
Y, el informe, triunfalista. Acorde con el ánimo que impera en la 4T, tras el tsunami electoral que casi acabó con la oposición partidista y que a algunos ha mareado la soberbia (Ricardo Monreal, en su nueva etapa). Pero, también, al estilo de la 4T, la veracidad no es, precisamente, la virtud del contenido del documento, en el que se mencionan logros que están muy lejos de haber sido exitosos.
El más notable se refiere a nuestro sistema de salud pública. El que, según afirmación del Primer Mandatario, en 23 estados el sistema de salud universal y gratuito para personas sin seguridad social, conocido como IMSS Bienestar, “ya es el más eficaz del mundo…Dije que iba a ser el mejor, que iba a ser como en Dinamarca. No, no es como en Dinamarca , es mejor que en Dinamarca…” declararía orgulloso el Ejecutivo.
Pero los otros datos nos dicen que que lo afirmado son solo buenos deseos, porque la realidad muestra un sistema de salud ineficiente. La falta de medicinas es la constante, no hay suficientes médicos ni enfermeras; las instalaciones hospitalarias están en mal estado, no hay mantenimiento; falta equipo médico en clínicas y hospitales; no hay camas para atender a todos los pacientes y los tiempos de espera para la atención médica son una pesadilla.
El problema de desabasto de medicinas, no se ha podido resolver y la Megafarmacia, resultó una mala inversión que, con un costo de dos mil millones de pesos, apenas surte un promedio de 5 recetas al día.
Otras menciones, como dice la señorita Vilchis de la sección mañanera, “Quién es quién en las mentiras”, son ciertas, pero se exagera. Se dice que a través del programa Sembrando Vida, se plantaron, en cinco años, un mil158 millones de árboles frutales y maderables. “El programa de reforestación más importante del mundo,” según el presidente. Pero para llegar a ese número, se tendrían que haber sembrado, diariamente, 634 mil 520 árboles durante los 5 años. Algo difícil de creer, además, no hay documentación que lo compruebe.
La inseguridad; los no gasolinazos; la miltarización del país; la ineficiente politica de abrazos y no balazos; el creciente número de homicidios y de desaparecidos; el interminable combate al huachicol; el alto costo de las inacabadas obras, refinería de Dos Bocas y Tren Maya. Son algunos de los pendientes que, en algunos casos, se hace referencia en el informe, pero con otros datos que nada tiene que ver con su realidad.
Por supuesto que de la relación pausada con nuestros socios, EUA y Canadá, ni una mención, y de las protestas y reclamos por el acelere incomprensible para la aprobación de reformas constitucionales encaminadas a la demolición del Poder Judicial , tampoco.