Miguel Tirado Rasso
Decíamos en nuestro comentario de la semana pasada, que después de seis meses del tsunami electoral tabasqueño que casi desapareció del mapa político a los partidos más influyentes(PRI, PAN Y PRD), estos continúan con el rumbo perdido, desorientados, divididos y en la orfandad. Sin que hasta la fecha hayan podido ubicarse en el lugar que les corresponde, en su calidad de oposición. Y, ni que decir, de su papel de contra peso, que, menguado en el Congreso y en las calles, resulta inexistente.
Y es que el peso avasallador de la popularidad del Presidente Andrés Manuel López Obrador, además de una eficiente operación política al estilo del priismo aplanadora de sus mejores tiempos, dificulta cualquier intento, si es que lo hubiera, de competencia en el aplausómetro. Por lo pronto, ladistinción y el espaldarazo político que antes significaban las giras presidenciales estatales para los gobernadores visitados, ahora se han convertido, al menos en los casos de los estados gobernados por partidos de oposición, y hasta alguno que otro moreno, en verdaderas pesadillas para los mandatarios anfitriones, a los que las audiencias, azuzadas por los súper delegados y los dirigentes locales de Morena, abuchean y ni siquiera les permiten hablar.
Muy incómodos se han de sentir los gobernadores con las visitas presidenciales, en las que el concepto de nobleza obliga, no parece estar en el diccionario de los morenistas, que se regodean haciéndole pasar un mal rato a sus gobernantes, a la vez que le dan oportunidad al primer mandatario de la Nación de ratificar su popularidad y peso político, además, de enviar un mensaje subliminal a su anfitrión sobre realidad política. Algo que no se había visto, con esa polaridad, en mucho tiempo, con todo y alternancia incluida.
Quizás por eso y, seguramente, por otras razones más, menos evidentes, los partidos de la oposición han tenido dificultad en hallar su lugar y en definir su estrategia para ejercer el papel que, por su posición política, se espera de ellos. Y es que,tradicionalmente, los gobernadores han sido factor importante, político y económico, en el apoyo a sus institutos políticos y, por el momento, hay indefinición en este sentido.
La experiencia de las giras presidenciales, ha hecho reflexionar a los mandatarios estatales sobre su posición política, colocándolos en una encrucijada entre la lealtad hacia el partido en que han militado y los llevó al poder, lo que, tarde o temprano podría generar raspones con el gobierno federal, o sumarse a la Cuarta Transformación, acatar los mandatos del Ejecutivo Federal, olvidarse de que son oposición y llevar la fiesta en paz. Ya sea por la gobernabilidad de sus entidades o para evitarse problemas ante posibles diferencias políticas, el eclecticismo, en el mejor de los casos, ha surgido como fórmula de escape.
Varios mandatarios del PRI y del PAN, sin embargo, no lo han pensado dos veces y han pintado su raya con las dirigencias de sus institutos y, sin hacerlo expresamente, susimpatía por el Ejecutivo Federal y sus propuestas de gobierno, ha sido evidente. Eso sí, sin renunciar a su militancia partidista, que manejan sin excesos y sin comprometerse públicamente.
Algunos gobernadores, ni siquiera esperaron a que el presidente electo asumiera el poder para sumarse a una cargadainstitucional, estilo nuevo milenio. Otros, se han ido incorporando, ya en el nuevo mandato, convencidos del avasallamiento lópezobradorista. Pocos son los que, sin declarar la guerra al gobierno federal, porque tampoco de eso se trata, han defendido la autonomía de su gobierno y planteado su posición política de una manera digna. Estos gobernadores, aunque, lamentablemente, son los menos, son los que pueden contribuir a fortalecer el contrapeso al Ejecutivo Federal,tan necesario en los sistemas democráticos a los que, supongo, todos aspiramos.
Por lo pronto, el PRI, el PAN y lo que queda del PRD navegan en la indefinición, ante la desesperación de su militancia que se pregunta, ¿hasta cuándo?