Luis Carlos Rodríguez González
Encerrados en sus lujosas oficinas y en su mayoría ajenos a la grave situación que viven millones de mexicanos en Estados Unidos en el tema de las detenciones, deportaciones, separación de familias, hostigamiento por parte de autoridades de ese país. Otros viviendo en países europeos de ensueño, disfrutando del premio o exilio político otorgado por el Presidente de la República en turno.
Algunos más que forman parte de los clanes familiares que por décadas han conformado el Servicio Exterior Mexicano, que pasan de una embajada a un consulado, que si bien cuentan con la experiencia a fuerza de estar dentro de esa “casta dorada” de la burocracia mexicana, también son los principales beneficiarios de los altos sueldos, prestaciones y vida de oropel que ofrece el Gobierno de México a sus representantes en el exterior.
Con excepciones, el Servicio Exterior Mexicano, ha sido también el refugio de políticos que pierden elecciones, que huyen de escándalos. Casos como el de Fernando Castro Trenti, priísta, perdedor de la elección en Baja California y premiado con la Embajada de Argentina por Enrique Peña Nieto y posteriormente ascendido como embajador en Suiza. Todo ello sin ninguna experiencia en la diplomacia.
En los gobiernos panistas también se dieron los premios del foxismo y calderonismo a políticos de ese partido. El ex gobernador de Chihuahua, Francisco Barrio, en su momento fue premiado por Felipe Calderón como embajador en Canadá. El recientemente fallecido ex senador, Gabriel Jiménez Remus, fue designado en el sexenio de Vicente Fox como embajador ante España. Los ejemplos se repiten por decenas.
El anuncio de que en el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador podrían recortarse los salarios y prestaciones para los embajadores y cónsules mexicanos abrió un debate entre los integrantes del Servicio Exterior Mexicano, algunos allegados del tabasqueño como Porfirio Muñoz Ledo y otros políticos.
El diario Excélsior publicó que los 85 embajadores y al menos 280 cónsules y funcionarios de la diplomacia mexicana tienen un salario superior a los 108 mil pesos mensuales, que es el topo salarial que López Obrador ha fijado para él y por ende nadie podría ganar más que el próximo Presidente de la República.
Porfirio Muñoz Ledo, que en sus tiempos de militante del PRI fue Representante Permanente de México ante la ONU, se ha pronunciado en contra de cualquier recorte a los salarios la diplomacia. La defensa a ultranza porque familiares suyos forman parte de la “burocracia dorada”.
Su hijo, Porfirio Thierry Muñoz Ledo Chevannier, hasta hace algunos meses fue Representante Permanente de México ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Su sobrino, Martín Muñoz Ledo fue hasta hace dos años el Enlace de México, una especie de Embajador, ante el Gobierno de Taiwán.
Hay casos excepcionales, sobre todo de cónsules que se aplican en su labor de la defensa de los connacionales, que pasan horas en los forenses de Arizona o Texas para identificar cadáveres de paisanos. Son los menos.
Algunos otros han incurrido en excesos. El ex senador del PRI y embajador de México en Uruguay, Francisco Agustín Arroyo Vieyra, de acuerdo a una investigación del diario El País ocultó durante varios años 1.2 millones de dólares en una cuenta de la Banca Privada d’Andorra (BPA).
De 2007 al 2016 La embajada de México ante el Reino de Arabia Saudita funcionó como sede diplomática y la mayor licorería en ese país. El embajador Arturo Trejo Nava, aprovechó la llamada “franquicia diplomática” para importar lo mismo whisky, vodka, tequila y ron que vendía a una selecta clientela por aquellos lugares.
El tema de la baja de los sueldos será, además de la relación con el gobierno de Donald Trump y la defensa de los migrantes mexicanos, será uno de los más polémicos que enfrentara el virtual nuevo canciller Marcelo Ebrard, quien por cierto llegó a la campaña de López Obrador después de un exilio de varios años en Francia luego del escándalo de la Linea 12 de El Metro. Tal Cual.
