Luis Carlos Rodríguez González
La muerte de dos estudiantes en México en menos de un mes a causa de las llamadas “novatadas” debe ser un llamado de atención para las autoridades educativas del país de añejo y nefasto “bullying” colectivo que se realiza en contra de los alumnos de nuevo ingreso lo mismo de preparatorias, Escuelas Normales Rurales, universidades y equipo o clubes deportivos como una especie de “rito de iniciación” en donde se les somete a vejaciones, violencia, humillaciones y retos extremos.
El Diccionario de la Real Academia Española señala que “novatada” es lo que ocurre “en algunas colectividades, vejamen y molestias que los antiguos hacen a los recién llegados”.
Lo peor del caso es que las autoridades de esos planteles educativos, de esos clubes o equipos deportivos o las federaciones estudiantiles, saben de este tipo de prácticas, las solapan o son participes de las mismas.
Es común al inicio de cada año el rapar a los recién ingresados, someterlos a pruebas físicas extenuantes, golpearlos, tratar de ahogarlos, obligarlos a ingerir bebidas alcohólicas a grados extremos, hacer que corran desnudos por los campus universitarios, desteñirles el cabello, obligarlos a vestirse de mujer para pedir dinero en los cruceros de ciudades, baños con agua fría, comer alimentos descompuestos, como parte de este tipo de novatadas en México.
En algunas Escuelas Normales Rurales de México, como parte del proceso de admisión, se establece la llamada “Semana de Prueba” o “Curso de Inducción” como un filtro a cargo de la organizaciones o federaciones de estudiantes, donde se pone a prueba a quienes aspiran estudiar ahí a pruebas físicas y psicológicas para conocer si tienen vocación social, de servicio o disposición a pertenecer a esa escuela.
El pasado 21 de julio después de un “curso de inducción” o “novatada” a 90 jóvenes de nuevo ingreso, organizado por los propios estudiantes de la Escuela Normal Rural Mactumatzá, en Chiapas, un joven falleció, y dos fueron hospitalizados. José Luis Hernández Espinosa, fue la víctima mortal. Días después, el director del plantel, Conrado “N”, fue vinculado a proceso como probable responsable de los delitos de homicidio y homicidio en grado de tentativa. Ningún estudiante o líder de ellos fue detenido.
Hace unos días también se registró la muerte del joven de 19 años, Rolando Mojica Morales, quien buscaba ingresar a la Normal Rural “J. Guadalupe Aguilera”, ubicada en el municipio de Canatlán, Durango. Él murió tres días después de ingresar al hospital, después de ser sometido a las llamadas novatadas ocurridas en el plantel educativo el pasado 30 de julio de este 2018.
Autoridades de Salud de Durango registraron entre esa fecha y el 6 de agosto el caso de 8 estudiantes más que ingresaron a hospitales de emergencia por violencia como golpes, abusos físicos, ingesta de alimentos en descomposición e incluso disparos con armas de fuego.
De acuerdo a información de la Revista Proceso, luego de que se difundiera en medios el caso de Ronaldo, tanto el director ahora separado del plantel -Manuel de la Rosa Puente- como el secretario General de Gobierno de Durango, Adrián Alanís Quiñones, negaron tajantemente la existencia de novatadas en la Normal de Aguilera.
No son casos aislados. En julio del 2015 el estudiante del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Sur de la UNAM, Juan Francisco Espinoza Martínez, de entonces 19 años, casi muere después de la novatada a la que fue sometido por parte los jugadores del equipo de Liga Mayor de Pumas de Ciudad Universitaria.
El joven estudiante fue desnudado y pintado de amarillo con aerosoles como un personaje de “Minions” por parte de los veteranos del equipo y obviamente con el consentimiento de los entrenadores y autoridades deportivas de la UNAM. Al igual que decenas de novatos fue expuesto al sol durante 10 horas y lo obligaron a tirarse de la plataforma de 10 metros en la fosa de clavados de Ciudad Universitaria.
Juan Francisco regresó a casa sintiéndose muy mal y en la noche sus familiares lo llevaron al médico. Estuvo a punto de morir por las quemaduras químicas por el sol y la pintura. Después de varios días logró sobrevivir. Ninguno de quienes participaron en la novatada fueron investigados o detenidos, tampoco los entrenadores y las autoridades de la UNAM se pronunciaron al respecto.
Son la prueba de los cientos o miles de casos al año en México. Cuando nadie fallece o llega a un hospital no es noticia. En la mayoría de los casos hay un silencio por parte de las víctimas que sufren este acoso y violencia, por temor a represalias o ser excluidos de los planteles o equipos deportivos por lo que no hay denuncias.
Algo tiene que cambiar en el sistema educativo, terminar con el silencio cómplice de directores, de rectores, de entrenadores y de la propia sociedad para eliminar estos “usos y costumbres” que convierten a unos victimarios y hasta en homicidas. A otros en víctimas que lo único que buscaban era ingresar a una escuela o un equipo deportivo. Tal Cual.
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