Enfrentan despidos masivos, salarios precarios y trabajo a destajo. En 1985, 600 costureras quedaron bajo los escombros, crearon sindicato y cooperativas, pero nada cambió, aun talleres clandestinos. Cuatro décadas después el gobierno capitalino declara al Monumento Patrimonio Cultural e Histórico, pero en el centro todavía talleres donde las encierran