Con la aprobación del dictamen, se busca dar voz a las mujeres y hombres trans que han sido violentados y asesinados, y responder a un colectivo social que ha luchado durante 46 años por sus derechos.
La discriminación y violencia exacerbada hacia la población trans no solo se manifiestan en espacios públicos, sino también en el ámbito privado y familiar, impactando negativamente en todas las áreas de sus vidas y llevándolas a situaciones extremas de pobreza, maltrato y privación de derechos.
Pocas personas en Lugo saben que durante casi medio siglo la ciudad albergó un reformatorio femenino en el que se encerraba a mujeres consideradas "caídas" o "descarriadas".