En septiembre, Zambada se declaró inocente ante un tribunal federal de Nueva York de 17 cargos de delitos graves, entre ellos tráfico de drogas, lavado de dinero y posesión de armas. Actualmente se encuentra en una prisión a la espera de juicio.
La noticia de su cooperación marca un hito en la lucha antinarcóticos, mostrando cómo el gobierno estadounidense ejerce presión sobre los capos detenidos, obligándolos a elegir entre la colaboración y una sentencia de máxima severidad.