Las estimaciones más conservadoras ubican las ganancias del robo de petrolíferos –mejor conocido como huachicoleo- en alrededor de 60 mil millones de pesos anuales, delito que es cometido en un 80 por ciento por empleados de Pemex en contubernio con particulares y en menor medida por grupos criminales y pobladores que viven en zonas cercanas a los ductos de combustible