Los funcionarios usaban documentación falsa para agilizar la entrega de los créditos; al entregar el crédito, cobraban al trabajador el 30% del monto otorgado
Pocas personas en Lugo saben que durante casi medio siglo la ciudad albergó un reformatorio femenino en el que se encerraba a mujeres consideradas "caídas" o "descarriadas".