El relato de Olimpia Coral Melo describe una escena de desolación, con calles llenas de lodo y escombros donde antes jugaban, y la búsqueda de familias entre las ruinas de las casas. El dolor es palpable, especialmente por la desaparición de Liam Tadeo, un niño de 6 años, y por las pérdidas humanas en la zona.