No obstante, a falta de buenos héroes del comic nacional en la pantalla, la cinematografía mexicana encontró en el cine de luchadores la mejor opción para rescatar el antiquísimo enfrentamiento entre el Bien y el Mal.
Su obra, recalcó, “en buena medida es un espejo de la historia contemporánea de la Universidad, desde los movimientos estudiantiles de 1968 hasta las huelgas de finales de los 90. Su pluma dibujó el panorama de la vida estudiantil y académica, que muestra a la UNAM como un microcosmos de la sociedad mexicana”.