viernes, diciembre 13, 2024

SIN LÍNEA: De los pillos puede uno defenderse, pero de policías corruptos, ¿cómo?

José SÁNCHEZ LÓPEZ

CADA vez que escucha uno a los responsables de la seguridad y procuración de justicia, al menos en la Ciudad de México, cuando aseguran que cumplen con su trabajo, dan ganar de mandarlos a Chiapas, al rancho de ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR,  por lo falso de sus declaraciones.

En la calle, no a nivel de escritorio, la situación es muy distinta a la que describen los altos jefes en turno.

Tan sólo un ejemplo:

GERARDO MARTÍN SILVA y su novia MARÍA ELISA GÓMEZ, ambos catedráticos de la UNAM, el sábado 17, por la tarde, viajaban en el METRO. A la altura de la estación Pino Suárez, vieron cómo un sujeto despojaba violentamente de su celular a un jovencito.

El profesor encaró al ladrón y cuando le exigía que devolviera el teléfono, se acercó un policía al que el asaltante entregó el aparato. Casi enseguida llegaron otros “vigilantes” del Sistema de Transporte Colectivo para “hacerse cargo de la situación”.

Otra pasajera, de nombre GABRIELA IBARRA CASTILLO, se puso a grabar con su teléfono lo que ocurría.

En esos momentos la situación cambió para los catedráticos y para la testigo, pues, de manera inverosímil, el ladrón, en contubernio con los policías, acusó a la pareja de haberse robado el celular.

Y así, de testigos de un robo con violencia, pasaron a ser imputados.

GABRIELA, que había estado grabando, tuvo el mal timo de reclamar a los gendarmes.

Fu entonces cuando los genízaros decidieron detener a los acusadores y liberar al ladrón.

GERARDO, justamente indignado, trató de oponerse a la injusticia, pero entonces los cumplidos guardianes de la ley arremetieron con manos y pies contra el académico, lo derribaron y lo tundieron a golpes.

Las dos jóvenes no recibieron igual trato, pero no se libraron de jaloneos y empellones.

Los llevaron a una oficina de la misma estación donde los retuvieron cerca de una hora, lapso en el que les advirtieron que se los iba a cargar la chingada por metiches.

A las cuatro de la tarde ya estaban frente al titular del Juzgado Cívico de la Plaza Pino Suárez, quien declinó su competencia y los envió a la agencia del Ministerio Público CUH-8, justo a la salida del metro, en la Plaza Pino Suárez.

Supuso entonces GERARDO que finalmente se le haría justicia, pero sorprendido se enteró que los tres aparecían ya en la carpeta de investigación CI-FAAE/STCMZV/UI-1CD/D/00159/02/201, en calidad de acusados por el delito de robo.

Fueron llevados a galeras y hasta las 11 de la noche pudieron comer algo, sólo hasta que los familiares dieron dinero a otros policías para permitirles que les pasaran alimentos.

Los policías del METRO, luego de la remisión, se retiraron tranquilamente.

Finalmente fueron liberados, tras la presión ejercida por un grupo de manifestantes que se apostó a las afueras de la agencia del MP, pero no sin advertirles que ya no hicieran ruido.  

“¡Ya estuvo, ya váyanse! pero dejen de estar chingando o los volvemos a enchiquerar”.

Del ladrón y los policías cómplices ya no se supo nada y menos del joven al que le robaron el teléfono, que prefirió darlo por perdido a reclamarlo.

Sin duda que corría el riesgo de ir también a chirona, acusado de robarse su teléfono. 

Es obvio que ni el procurador EDMUNDO GARRIDO OSORIO, (que cuando era subprocurador no dio pie con bola en el caso del multihomicidio en la colonia Narvarte), ni el secretario de Seguridad Pública, HIRAM ALMEIDA ESTRADA, el que asegura que “tu policía te escucha”, pueden andar detrás de cada uno de sus policías o ministerios públicos para que no sean jijos de p’allá y p’acá, pero seguro que hay funcionarios y áreas encargadas de esa tarea, entonces que los pongan a trabajar.***¿EN QUÉ LUGAR ESTARÁN LAS OFICINAS DONDE OFRECEN DISCULPAS CUANDO SE EQUIVOCAN?***AU REVOIR.

                                                                                     joebotlle@gmail.com

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