José SÁNCHEZ LÓPEZ
EL 18 de julio, el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, propuso como nuevo titular de la Secretaría de Seguridad Pública, al ingeniero naval, RAYMUNDO COLLINS FLORES. Un día después fue confirmado por el presidente de la República, ENRIQUE PEÑA NIETO.
Un cambio que ya era impostergable en el mando policíaco de una de las ciudades más granes e inseguras del mundo.
Sus antecesores, los AMIEVA, JESÚS RODRÍGUEZ e HIRAM ESTRADA, bajo la misma óptica de sus respetivos jefes, MIGUEL ANGEL MANCERA y RAMÓN AMIEVA GÁLVEZ, de negar la presencia de cárteles de la droga, no hicieron nada para remediar la situación que se acrecentó gradualmente.
Ahora no son cuatro las organizaciones del narcotráfico que se pelean ferozmente el control de la CDMX, sino 11 cárteles, lo que ha hecho aumentar en los dos últimos años el índice de crímenes relacionados con la delincuencia organizada, en más de un 150 por ciento.
La Unión Tepito, el Grupo Anti Unión, Cártel de Tláhuac, Cártel de Sinaloa, Cártel del Golfo, Cártel del Sur, La Empresa, La Nueva Empresa, Cártel de Tlalpan, La Familia Michoacana, Los Zetas y el Cártel Jalisco Nueva Generación, más los que se acumulen la presente semana, son quienes se disputan a sangre y fuego el control de la venta de droga y otras actividades ilícitas.
Indudablemente que el ingeniero COLLINS, cuya profesión haría suponer que no hay relación alguna con la seguridad (nada más erróneo), no las tiene todas consigo, pero su paso por la Procuraduría General de la República y la misma Secretaría de Seguridad Pública han dejado muestras de todo lo contrario.
No faltarán los timoratos que argumenten que sus métodos no son nada ortodoxos, pero se trata de enfrentar a peligrosos criminales, no a hermanas de la caridad, labor que requiere experiencia, decisión y valentía.
Nada de esconder la cabeza fingiendo que no pasa nada.
Pero si bien el combate al narcotráfico (para que haya narcomenudeo es obvio tiene que hay narcomayoreo), es uno de los problemas más graves, COLLINS FLORES enfrentará otro intríngulis de igual o mayor magnitud.
Se trata del llamado “Entre”, que no es sino la extorsión a la tropa, a más de 80 mil elementos por parte de sus superiores.
En la SSP todo, ABSOLUTAMENTE TODO, cuesta.
Grados, vehículos, combustibles, refacciones, armas, parque, uniformes, faltas, permisos, vacaciones, arrestos injustificados, cruceros redituables, sin faltar el acoso al personal, femenil y hasta varonil, porque hay de todo en la viña del Señor.
Todo cuesta.
Y quien realiza esa deleznable labor es un personaje que “apenas” lleva 43 años dentro de la corporación.
LUIS ROSALES GAMBOA, cuyo indicativo policial es “Apolo”, aunque la tropa lo identifica como “Titino”, por su parecido con el muñeco del ventrílocuo Carlos, es el único sobreviviente de “La Hermandad Policía”, una cofradía creada en tiempos de Arturo Durazo Moreno, ex profeso para extorsionar al uniformado a quien se le exige honestidad a toda prueba, pero a la vez se le extorsiona.
De tal suerte que para poder cumplir con las exigencias del jefe tiene que salir a delinquir.
Si lo que se pretende es acabar con la corrupción, es obvio que mientras no se termine con la explotación del jefe hacia el uniformado, lo demás serán sólo alharacas.
RAYMUNDO COLLINS tiene la palabra para mantener en el cargo al superintendente ROSALES GAMBOA y a no menos de una veintena de parientes y amigos incondicionales (en realidad cómplices), que dentro de la SSP continúan su depredadora labor o acabar de tajo con más de cuatro décadas de explotación a la tropa.
De no hacerlo, quizá “Titino” pueda resultar “productivo”, como lo ha sido para sus superiores (ha sobrevivido al paso de 15 secretarios) que lo han mantenido en el cargo, pero es un hecho que también será una piedra en el zapato para quien aspire a otro puesto de mayor envergadura.***EL SENTIDO COMÚN SUGIERE LO QUE NO SE DEBE HACER, PERO NO IMPIDE EL HACERLO.***AU REVOIR.