jueves, abril 18, 2024

SIN LÍNEA: CNDH: un presidente que no admita siquiera sugerencias del PEF

José SÁNCHEZ LÓPEZ

LA Dirección General de Derechos Humanos, creada en 1989, dependía de

la Secretaría de Gobernación, con lo que sus resoluciones quedaban

sujetas a criterio de la SEGOB, por lo tanto no podía ser un ente

confiable para la ciudadanía afectada por los abusos y atropellos de

servidores públicos.

El 28 de enero de 1992 se le dio el carácter de “Agencia

descentralizada con personería jurídica propia” y con la reforma

constitucional del 13 de septiembre de 1999, presumiblemente se le

concedió su actual autonomía presupuestaria y de gestión, ya sin

vínculos con el Poder Ejecutivo Federal.

Conforme al artículo 102 B de nuestra Carta Magna, la actual Comisión

Nacional de Derechos Humanos, es de carácter federal, con autonomía de

gestión y presupuestaria, personalidad jurídica y patrimonio propios,

acreditada ante la ONU por el Comité Internacional de Coordinación de

las Instituciones Nacionales para la Promoción y Protección de los

Derechos Humanos.

En papel es una maravilla, aunque una de sus limitaciones es que sólo

puede emitir recomendaciones que no obligan a la parte señalada a

acatarlas.

Coloquialmente, se dice que las recomendaciones de la CNDH son como

las llamadas a Misa o las mentadas de madre: el que quiere va y el que

no, pues no, y no pasa nada.

Pero no sólo ha tenido esa limitante, sino que ha sido evidente que

desde que se creó ha estado vinculada con el PEF: en ocasiones

soterradamente y en otras, de manera descarada.

El titular del Ejecutivo no ha dejado de meter las manos en la comisión.

Otro señalamiento que la ha estigmatizado, con o sin razón, según el

color del cristal con que se mire, es que pareciera ser que defiende

más a victimarios que las víctimas, sobre todo en caso de detenciones

en los que el presunto delincuente argumenta haber sido detenido

injustificadamente y que fueron violados sus derechos, aunque sólo sea

para eludir la ley.

Hay incontables casos en que policías, soldados, agentes y demás

representantes de la autoridad, son víctimas de la delincuencia y

muchas veces hasta mueren en el cumplimiento del deber y la CNDH

permanece indiferente e inmutable.

¿Ellos no tienen derechos humanos?

A la fecha van siete presidentes de la CNDH y nada ha cambiado.

Quizá porque la mayoría de ellos emanan de la grey política y  su

mentalidad está sujeta a esa visión tan especial que guarda esa casta

privilegiada.

En breve, se designará al próximo presidente de la CNDH, quien

sustituirá a LUIS RAÚL GONZÁLEZ PÉREZ, cuya actuación como fiscal

especial en el caso “Colosio” dejó mucho que desear, pero áun así

llegó a presidir la comisión.

Ahora ya están en la fila para sucederlo, nada más ¡57 aspirantes!

De chile, de dulce y de manteca.

Una de ellas es ELIZABETH LARA RODRÍGUEZ, recomendada del padre

ALEJANDRO SOLALINDE, quien incluso ya la llevó con el presidente

ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR para “la patadita”

¿Qué no es el Senado quien decide?

RAÚL RAMÍREZ, ex ombudsman, de Sonora, cuestionado por una

candidatura plurinominal que le regaló el MC; MARÍA GUADALUPE

RODRÍGUEZ, ex priísta y que ahora pregona que de ser elegida,

“seguiría el ejemplo de López Obrador”, son otros de los suspirantes.

ADOLFO LÓPEZ BADILLO, omiso en feminicidios como ombudsman de Puebla;

SERGIO SEGRESTE RÍOS, que como secretario de Seguridad en Oaxaca, en

2007, protagonizó una brutal represión contra activistas.

También hay líderes, senadoras, luchadores sociales, etcétera; la

mayoría proviene de la política y han sido ombudsperson en los

estados.

La selección de la terna se antoja difícil y es ahí donde los

senadores están obligados a tomar no una buena, sino una excelente

decisión respecto al próximo defensor de los derechos humanos en el

país.

Uno de los aspirantes fuertes a la presidencia de la CNDH, sin

antecedentes políticos, es el doctor en Derecho y catedrático en

diversas universidades, MANUEL EDUARDO FUENTES MUÑIZ, cuya trayectoria

es irreprochable y su exposición es simple, pero contundente:

“La CNDH debe consolidarse como una organismo plenamente autónomo y

con una estrecha cercanía con las víctimas”.

Y para ello formuló cinco propuestas:

Operación y rediseño de la CNDH, Vinculación con los niveles de

gobierno y Poderes de la Union, Fortalecimiento en la promoción,

educación e investigación en Derechos Humanos y un Eje Articulador de

instituciones para la atención integral de Victimas, pero sobre todo,

cercanía con la gente en todo el territorio nacional.

Una situación es cierta, es innegable que el organismo ha quedado a

deber y tiene una deuda con las víctimas.

El Senado tiene la palabra.***¿PREVALECERÁ LA RAZÓN O LA

IMPOSICIÓN?***AU REVOIR.

AM.MX/fm

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