A la maestra y luchadora social María Micoletán
Moisés EDWIN BARREDA
Hablemos firme, clara y definitivamente, de dos cosas. Una: la oligarquía reconoce y lucha inútilmente para revertirlo, que más de 30 millones de ciudadanos, fracción importante del pueblo, con el voto le frustramos el fraude electoral, así les arrebatamos el poder y se lo dimos a AMLO. Repudian que los autores de la revolución electoral somos su escudo muy difícil de destruir porque no es la adarga de don Quijote, y lo sostenemos a ultranza.
Cercanos a los oligarcas son los generales, jefes, oficiales y algunos clases o rasos que repudiaron al honor militar y, lo peor, como hizo el tristemente célebre Borolas: traicionaron a la Patria al ponerse a las órdenes de “El mayo” Zambada para enriquecerse. ¿Qué espera la 4T para aplicarles la ley? Espero que no lo impida el temor a que se pulverice la lealtad de las fuerzas armadas. De ser así, de nada sirve lealtad a cambio de privilegios como la impunidad.
La segunda cosa: cuatro tipos de personas atacan al gobierno que nos dimos los ciudadanos que despertamos o razonamos: a) los oligarcas y sus chalanes empresarios y comerciantes en talacha para demoler ese fruto de la voluntad popular que les arrebató el poder. B) Los mercenarios de las comunicaciones: periodistas, columnistas (calumnistas), locutores, comentaristas, publicistas y los bots pagados por la oligarquía y sus chalanes con ese objetivo.
Las c) y d) son, respectivamente, los resentidos porque perdieron empleo obtenido mediante influencias, no por capacidad, o canonjías y, por ende, perdieron su estabilidad, con graves consecuencias personales en muchos casos, y los peores: los que consiguieron sólo migajas por incapaces de lograr más, o ayunos de aspiraciones, que antes callaban porque temían perderlas y ahora ladran para conservarlas y porque ya no son sujetos de acarreo.
Y d), los peores porque suman mayoría, son esos a los que la vida les pasaba –les pasa– de noche y por interés o ignorancia eran indiferentes a las trapacerías de los oligarcas de la pridictadura, sus chalanes y sus paniagudos los grupúsculos encabezados por el zorra y borolas, dos sujetos tan hipócritas e inmorales como sus patrones, que se enriquecían saqueando al erario y entregando el territorio y las riquezas nacionales. Los católicos dirían “no tienen perdón de Dios.”
De entre éstos últimos los más peligrosos son los que el clero moviliza desde las cátedras y púlpitos, como hacía por conveniencia de la pridictadura o propia: los ocupados sólo en pedirle a Dios insistentemente algo más que su miserable sustento, incapaces de esfuerzo propio. Leamos Historia. Veremos que esa gente son carne de cañón objeto de estudios de la psicología y manipulación de las masas. Éstas son peligro latente.
AMLO debe reducir el ritmo de su trabajo, tan febril. Urge no por temor al mal que nos asuela, sino por el bien de más de 90 millones de mexicanos que tanto sufrimos y seguimos sufriendo a consecuencia de la rapiña durante 102 años, de lo que devino en pridictadura. No considero a los panistas del zorra y borolas porque fueron sus marionetas a cambio de que los dejaran enriquecerse robando sin límite y protegiendo al cártel de Sinaloa.
AMLO debe satisfacer esa necesidad para evitar que los oligarcas consumen su propósito de derrocarlo y poder seguir su vil tarea de saqueo del erario y entrega del país, para el que cuenta con cauda inmoral de ‘calumnistas’, periodistas, ‘periodistas’, comentaristas, lectores de noticias y bots, la mayoría de los cuales no tienen más capacidad que escribir y/o decir tonterías o mentiras, o repetir comentarios de gente aptas pero mendaces por interés.
Pero también esperamos que aplique la ley, como la de Radio y Televisión elaborada por especialistas a las órdenes de los empresarios de la comunicación y aprobada por peleles de la pridictadura, para sancionar a los propietarios de medios electrónicos o impresos que la violan en perjuicio de la estabilidad de la nación, que ahora sufre el embate de pandemia que el gobierno de la 4T enfrenta con dificultades gracias a la corrupción también del cártel de la Bata Blanca.