lunes, abril 7, 2025

SILABARIO DE POLÍTICA: El cristal y la verdad

Moisés EDWIN BARREDA
En plática con mi dinámico amigo y colega reportero Eduardo Ibarra Aguirre acerca del incremento de la ferocidad con que la corrupta emulsión de oligarcas y empresarios pretende recuperar el hueso que el gobierno impuesto por el pueblo les arrebató del hocico, salió a colación “Madero sin mascara”, libro escrito en 1911 por el capitán de artillería Francisco Aguilar, al que poco antes de que estallara la revolución que seguramente por influencia de Washington opacó a la de Ricardo Flores Magón apoyado por su hermano Enrique y Librado Rivera, le encargó imbuir en sus nacientes fuerzas la disciplina y conocimientos de la milicia.
El capitán Aguilar, quien se alejó de Madero poco después de que éste dejara el poder político en manos de porfiristas y traicionara al Plan de San Luis, habla de las revoluciones armadas y las características que deben tener sus líderes para que sean exitosas, y, quiérase o no, a su idea se ajusta la segunda revolución pacífica que emprendió el pueblo en julio del 18 y a quien eligió como su líder: Andrés Manuel López Obrador. Por eso no ha sido traicionada vilmente como la que hizo en julio del 2000.
Dice que a su manera de ver las cosas, el éxito está “en que los iniciadores de una revolución sean hombres de honradez acrisolada, de ciertas aptitudes organizadoras, de cierta energía de carácter –“no oye a nadie”– que asegure la conducción de un acontecimiento irregular, por los senderos más regulares que sea posible. Pasa en los pueblos lo que pasa en el hombre: hay ciertos momentos de la vida en que fatalmente se ve uno arrastrado hacia abismos imposibles de salvarse sin la cooperación de medios extraños de suprema energía, y de muy difícil^ si no imposible análisis.
En seguida precisa algo (la puntuación es mía) que nos hace recordar a la oligarquía neoporfirista que fue pridictadura: “A uno de estos momentos nos había conducido, ó, mejor dicho, nos habíamos dejado conducir por el tristemente célebre ‘Grupo Científico.’ Era necesario salvar el abismo sin preocupaciones mezquinas, con toda la virilidad de que es susceptible nuestra raza, y podemos enorgullecemos de haber triunfado.
“Estamos ahora en un terreno nuevo que si bien tiene muchas grietas ligadas dolorosamente con el pasado, no constituyen, no deben constituir un obstáculo que impida el progreso de una nación que se precia de contar con una clase media inteligente.”
Acaricio la idea de proponer que el Fondo de Cultura Económica reproduzca libros desconocidos para investigadores e historiadores como el que me ocupa y al paso de años he hallado librerías “de viejo” y en la asombrosa y extraordinaria fuente de información que es la Internet, más específicamente Google y Wikileaks de Julián Assange: https://www.google.com/search?q=madero+sin+mascara&oq=madero+sin+mascara&aqs=chrome..69i57.6683j0j15&sourceid=chrome&ie=UTF-8
Dan matices desconocidos de la Revolución Mexicana y los personajes que la aprovecharon y finalmente traicionaron.
El patriotismo y el amor a la verdad movieron a ese militar pundonoroso a escribir lo que le constó acerca de Madero. Deja todo a juicio del lector y se concluye que la verdad es una; pero se ve “según el color del cristal” –o el interés—“con que se mira”.
De entrada al escrito, en el que –aunque duela—se dibuja a Andrés Manuel López Obrador, advierte “Al lector: Considere usted los hechos en este trabajo como rigurosamente ciertos; considere usted que es mexicano y que ha prometido servir a su patria. Medite usted profundamente después de haber leído y, en seguida, con la mano en el corazón, condene o absuelva.” Adelantito expone “La verdad ha de decirse a tiempo para que sea provechoso decirla, y cuando se tiene la convicción de hacer un bien debe decirse, pese a quien pese”.
Escribe que tuvo “la idea” de conocer a fondo a don Francisco I. Madero, “de saber si era ó no un hombre sincero y presentarlo después á la Nación, tal como lo juzgara mi conciencia completamente desinteresada y completamente patriota” (…) y “una ambición más noble que la de servir á un partido me impulsa á escribir este trabajo: la de servir á mi Patria.”
Precisa que “En este trabajo pueden distinguirse dos partes: Hechos y conclusiones. De los hechos respondo, porque los he visto. Nadie ponga en duda la veracidad de mi palabra, inspirada en el interés más puro por el porvenir de México, porque es una palabra libre de adulaciones y libre de compromisos (…) el objeto principal que persigo, es invitar á la mentalidad vigorosa y honrada de los hombres prominentes de México, sin distinción de partidos, así como á la clase media en general, á que considere los hechos que presento y se esfuerce en conciliar las aspiraciones nacionales, para que se llegue de un modo efectivo á constituir fuertemente la individualidad de nuestra Patria; para que se llegue á hacer algo digno de las valiosas energías con que cuenta el país…”
Si hay hombría de bien se hará como pide el capitán Aguilar: “…después de haber leído y, en seguida, con la mano en el corazón, condene o absuelva.”

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