miércoles, abril 2, 2025

“Ser ortodoxo es ser ruso”

Rajak B. Kadjieff / Moscú

*Nidia Starsky analiza claramente factores religiosos.
*Actuación de ortodoxos, judíos, musulmanes y de otros credos.
*Budistas y musulmanes también fueron protagonistas.
*Legislación restrictiva, ateísmo revolucionario y persecutorio.
*La “Ley Yarovaya” limitó las actividades de los creyentes.

Lo que siguió en materia religiosa luego del triunfo de la revuelta bolchevique de 1917 fue una decepción en Rusia, después de que muchos de los prosélitos y creyentes, con apoyo de grupos occidentales entusiastas y generosos dejaron el país y se fueron de vuelta por donde vinieron.
La Iglesia ortodoxa rusa que había perdido su estatus bajo el peso de la tiranía de Vladímir Ilich Uliánov, Lenin, ahora era vista como una entidad rusa esencial, y es que el regreso de la iglesia al estatus nacional fue parte del ejercicio para revivir el nacionalismo ruso.
La estudiosa de las religiones de la Universidad de Moscú, Nidia Starsky, establece que la esperanza era que la grandeza anterior de su gente y su cultura fueran reconocidas nuevamente, hasta que el cristianismo fue forzosamente reconocido hasta la Rusia de hoy
Un elemento casi desconocido es que ley rusa ampara a cuatro religiones oficiales: la Iglesia ortodoxa rusa, el Islam, el budismo y el judaísmo, en tanto el protestantismo es una minoría de alrededor del 1%.
Actualmente, la Iglesia ortodoxa de Rusia es mayoría en el país con cerca del 70 % de la población, en tanto los protestantes constituyen entre el 0,5 y el 1,5 %; es decir, entre 700,000 y dos millones de creyentes en una nación con más de 17 millones de kilómetros cuadrados de superficie.
En general, los cristianos que viven en regiones rusas con influencia islámica, como el Cáucaso septentrional y la zona central alrededor de Kazán, que actualmente están sufriendo persecución por parte de grupos musulmanes radicales.
La maestra Starsky deja claro que la legislación rusa también está poniendo su cuota, puesto que en julio de 2016, el proyecto de “Ley Yarovaya” fue aprobado; pero prohibía predicar y distribuir literatura religiosa en la vía pública, en Internet e incluso en las casas.
Compartir la fe está permitido siempre y cuando los oyentes no sean invitados a eventos religiosos o a lugares de culto, pue la ley, que forma parte de un paquete antiterrorista, restringe la predicación, la enseñanza y el reclutamiento de adeptos religiosos a los lugares de culto oficialmente reconocidos.
Incluso, algunas iglesias han sido penalizadas por distribuir información básica en sus propios edificios, y a algunos pastores se les exige resúmenes de los sermones e informes de asistencia a sus iglesias.
Tras la prohibición de la secta de los Testigos de Jehová, los protestantes evangélicos se han convertido en el grupo más castigado en virtud de las controvertidas leyes del país.
Los evangélicos se han visto directamente afectados por estas medidas, así como por otros esfuerzos que se oponen a aquellos que están fuera de la “comunión ortodoxa”.
La creencia en el ambiente es que los rusos creen que, como afirma Nidia Starsky, “ser ortodoxo es ser ruso, y ser ruso supone que eres ortodoxo”.; pero a la fecha la Iglesia ortodoxa tiene una relación estrecha con el gobierno de Vladímir Putin.
Las iglesias cristianas, incluidas las iglesias protestantes, en su mayoría apoyaron la reelección de Vladimir Putin en marzo de 2018; sin embargo, los protestantes y otras religiones no ortodoxas continúan enfrentándose a una legislación que es represiva con sus prácticas.
Al parecer, no es que los cristianos rusos en general estén de acuerdo con Putin; pero es que simplemente no ven otras opciones políticas.
La situación para el protestantismo en Rusia no parece ser prometedora, y se teme que la legislación se enfile hacia los grupos evangélicos y las restricciones se hagan cada vez más intensas, a pesar de la paradoja que significa que Vladimir Putin sea tan popular entre los cristianos fuera de Rusia.
¿Qué pensar? ¿Las medidas del gobierno ruso para ejercer más control sobre las iglesias son correctas, o puede considerarse que el Kremlin quiere aumentar el control para favorecer a la iglesia oficial? ¿De qué forma las congregaciones se pueden comprometer con la situación de sus hermanos en Rusia?
La respuesta, en parte las tiene el propio neozarismo de Vladímir Putin, quien desde el fin del siglo anterior es el gobernante de una nación que denota un notable conservadurismo, si la actual situación se compara con la que prevaleció casi un siglo con el ateísmo persecutorio que imperó hasta la última década del siglo XX.

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