Lilia Arellano
“¡No logro ni siquiera imaginar la capacidad de la memoria del disco duro en la cabeza de Lilia, ¿de cuántos megas será?!” Solía repetir una y otra vez don Eduardo al término de una de nuestras frecuentas charlas sobre personajes políticos, sus historias, las anécdotas e inclusive algunos eventos que fueron formando y forjando sus empresas. Fueron 37 años de su vida y de la mía momentáneamente distanciados por razones de trabajo pero que, en el terreno de la comunicación, de la información, caminaron desde el principio y hasta el presente, tiempo en el cual otra vez surge una temporal distancia.
Sobran razones para sentirse orgulloso de haber sido amiga de Eduardo Toledo Parra. No son muchos los seres humanos que se manifiestan como triunfadores sin cargas de reproche por su pobreza infantil, sino al contrario, satisfechos de cada logro, de los esfuerzos realizados, de todas las acciones llevadas a cabo desde los tiempos escolares para poder cumplir con las exigencias de cada momento, de las de hospedaje, alimentación, materiales escolares. Esa memoria de la cual se sentía admirado porque “a mí, todo se me olvida”, hoy es parte de mi lamento.
Revelaciones, determinaciones, bromas, confidencias siguen manifestándose una y otra vez. En nada consuela perdiera la vida a bordo de una de sus avionetas haciendo acrobacias aprendidas sin ir a ninguna escuela, aplicando teoría de ingeniero y práctica permanente al volar de Playa del Carmen a Cozumel dos y tres veces cada semana. Junto las horas de vuelo, se presentó en Tamaulipas y fue tripulando el primer “avioncito” adquirido como quien compra un bulto de aguacates. Quien le haría el examen para convertirlo oficialmente en piloto pregunto: ¿usted llego solo hasta aquí tripulando este avión? La respuesta fue un claro: sí. “Entonces no hay pruebas que hacer, ya es usted piloto”. Al dedillo conocía todas las reglamentaciones y de esta discusión fue que logró le permitieran usar el autódromo para llevar a cabo el Aeroshow en su séptima versión.
No hubo impedimento alguno, no se amilanó ante la negativa de la alcaldesa de Cozumel de permitir se llevara a cabo este esperado espectáculo generador de entretenimiento familiar pero ya ubicado a nivel internacional para atraer a los turistas admiradores de este tipo de espectáculos. Pero así como se propuso no cancelar por ningún motivo esta presentación, se exigió a sí mismo tener éxito en todas sus encomiendas, en los objetivos trazados por su persona. “Si un medio de comunicación se sujeta a una línea, deja de ser libre. Para obtener la confianza y credibilidad debe uno darle entrada a todas las expresiones y las corrientes”, pronunció marcando su personalidad una semana antes del fatal 14 de abril, en entrevista con un panel de periodistas en el programa “Estado de los ESTADOS” transmitido por su canal, por el conocido como “El 10” aunque aparezca en otro número en la caja de los ex de Cablemas el sábado 8 de este mismo mes.
El primer noticiero visto en pantallas de televisión en Cancún fue el producido por Servicios de Ingeniería Electrónica, nombre de la empresa de cable fundada por Eduardo Toledo y del cual, al saber ya contábamos con la conducción del primero en radio a través de la Radio Cancún, propiedad del Bate López Méndez, y del transmitido por vía telefónica a Estereo Sol de Luis Pavía en Cozumel, decidió darnos a Jorge González y a quien esto escribe la oportunidad de compartir con él esta responsabilidad. Toledo Parra era incansable; las ideas y los nuevos proyectos fluían interminables en una lluvia de ideas presentadas, inclusive a sus amigos.
Las anécdotas son incontables, las surgidas con sus amigos de los jueves, aquellas involucradas con altos jerarcas políticos, las que hicieron llegar a Cancún y a Cozumel a sus compañeros del Politécnico, las de las enfermedades de sus hijos, las vividas con muchos comunicadores que desfilaron por la televisora. Las hubo también de desilusiones, de comprobación de intrigas y algunas traiciones a tiempo detectadas. 76 años intensamente vividos y yo con esta méndiga memoria que nada olvida!!!