CIUDAD DE MÉXICO.- Con la IA generativa produciendo textos, imágenes y voces indistinguibles de los humanos, los riesgos de fraude, desinformación y robo de identidad no tienen precedentes.
Para enfrentar estos desafíos están surgiendo soluciones como la prueba de humanidad para poder distinguir a los humanos en línea mientras mantienen su privacidad y anonimato.
En octubre de 1950, Alan Turing planteó una pregunta simple que cambiaría al mundo: “¿Pueden las máquinas imitar a los humanos?” Su ahora famoso Test de Turing o Prueba de Turing se convirtió en uno de los experimentos mentales más perdurables de la informática.
Setenta y cinco años después, las máquinas ya no luchan por imitarnos, sino que lo hacen con gran éxito. Para finales de este año, se espera que circulen en línea más de 8 millones de videos deepfake, muchos de ellos indistinguibles de la realidad. Las herramientas de clonación de voz ahora pueden replicar el habla de cualquier persona en segundos con solo una breve muestra. Los sistemas de IA superan habitualmente los CAPTCHAs con una precisión casi perfecta, mientras que los modelos de lenguaje de gran escala demuestran habilidades de razonamiento y resolución de problemas en ámbitos que antes se consideraban exclusivamente humanos, desde la medicina y el derecho hasta la programación.
El Test de Turing trataba sobre las máquinas cruzando la frontera hacia una inteligencia similar a la humana. En 2025, el desafío se ha invertido: en un mundo donde las máquinas pueden presentarse de manera convincente como humanas en imágenes, voces y textos, ahora son los humanos quienes deben probar su autenticidad.
Este cambio tiene profundas implicaciones, ya que la pregunta ya no es ‘¿pueden las máquinas ser como nosotros?’, sino ‘¿cómo podemos seguir distinguiendo a los humanos de las máquinas?’
Para afrontar este desafío, están surgiendo nuevos marcos de prueba de humanidad, sistemas diseñados no para medir la inteligencia, sino para verificar la unicidad humana. Los requisitos son inmensos: las soluciones deben tener escala global, ser resistentes a los rápidos avances de la IA, accesibles para miles de millones de personas e inclusivas a través de geografías y tecnologías. Por encima de todo, deben preservar la privacidad mientras mantienen el ritmo de los sistemas de IA de los que buscan diferenciarse.
Entre estas soluciones se encuentra World ID, el primer sistema global de prueba de humanidad diseñado para la era de la IA. Mientras que Turing se preguntaba si las máquinas podían imitar a los humanos, World ID ayuda a las personas a demostrar su autenticidad en un mundo digital cada vez más moldeado por las máquinas.
World ID utiliza tecnología de verificación avanzada para garantizar que detrás de cada interacción digital haya un ser humano único, cuenta con más de 16 millones de personas verificadas a nivel global y Orbs disponibles en más de 20 países. Todo esto sin almacenar datos personales identificables. Sólo certeza matemática, diseñada para permitir que miles de millones de personas demuestren su humanidad en línea mientras mantienen total privacidad y anonimato.
“La prueba de humanidad puede ser tan fundamental para el futuro de Internet como lo fueron el navegador y el correo electrónico”, dijo Adrian Ludwig, Chief Architect y CISO en Tools for Humanity (TFH). “El aniversario del Test de Turing es un recordatorio de que la tecnología debe evolucionar para garantizar que los humanos permanezcan en el centro de nuestro futuro digital.
Por qué importa ahora
● Seguridad en línea: Con la IA generativa produciendo textos, imágenes y voces indistinguibles de los humanos, los riesgos de fraude, desinformación y robo de identidad no tienen precedentes.
● Confianza digital: A medida que el comercio, la gobernanza y la vida social se trasladan al ámbito digital, la confianza en quién está del otro lado de una transacción o conversación es fundamental.
● Nueva infraestructura: Al igual que Internet o el correo electrónico, World ID ofrece una infraestructura esencial: una forma de probar que eres humano, sin revelar quién eres.
Turing imaginó un futuro en el que la línea entre humanos y máquinas podría difuminarse. Ese futuro ya está aquí. El próximo capítulo no trata solo de cuán inteligentes pueden llegar a ser las máquinas, sino de cómo preservamos lo que significa ser humano y garantizamos que la agencia humana siga siendo primordial en la era digital.
AM.MX/fm